martes, 5 de enero de 2016

To be or not to be...



Uno de los soliloquios más famosos de la literatura universal inicia con ésta frase (Hamlet, Acto tercero - escena primera- por William Shakespeare), representa la discusión interna de uno de los personajes de la novela... Lo pongo en su idioma original porque su traducción al castellano puede ser o "ser o no ser" o "estar o no estar".

A partir de ahí empecé a disertar sobre una de las actitudes humanas que me parece más contradictoria, ser como no soy, estar donde no quiero estar y en ultimas actuar como no quiero actuar... Digo contradictoria porque en el caminar de mi vida en muchas ocasiones me he encontrado con personas que se portan como no son, por otras (incluso yo en alguna época) que van a sitios que no quieren ir, por complacer a otros e incluso dejan de hacer las cosas que les gusta hacer, por quedar bien con los demás.

Desde que empezamos a crecer y madurar nos enseñan que debemos "consolidar nuestra personalidad" (aquí hasta se habla del libre desarrollo de la personalidad); pero lo único que realmente se consolida es nuestra capacidad de imitar a otros... Nos llamamos originales, pero somos la burda copia de nuestros amigos o ídolos. Solo hasta que empezamos a crecer (No en estatura, sino en inteligencia) vamos construyendo un carácter, unos gustos... Un ser, incluso un estar.

Y ese SER está compuesto por cada uno de los elementos que me hacen feliz y generalmente, como el dicho de los abuelos, nos acompaña hasta nuestra tumba (genio y figura...); Sin embargo hay personas que en su madurez (si se les puede llamar maduras), en busca de agradarle a otras, dejan de ser quienes son cambiando sus gustos, placeres y hasta amigos... Incluso si ésto no los hace felices y en muchos casos los llena de amargura.

Cambiamos, dejamos de disfrutar de lo que nos llena con tal de hacer parte de un grupo o ser aceptado por una persona, nos volvemos una vil mascarada de nosotros, inventamos un personaje que refleja el gusto de los demás y perdemos el disfrute de la vida, como el actor, nuestra vida se vuelve una novela, con una sonrisa pintada pero con lágrimas en el alma...

Eso no es vivir, como en la discusión de Hamlet, el "Ser o no Ser" es una discusión de vida o muerte, porque "ser" es vivir y "no ser" es morir... No dejemos que otros nos hagan perder lo que somos y dónde estamos y a dónde queremos llegar, si alguien quiere hacer parte de nuestra vida, nos debe aceptar como somos... Si quiere que dejemos de ser, sea amigo o sea pareja, no es a nosotros a quien quiere.

Ahora bien, el cambio es parte de la vida, siempre que esté nos llene de satisfacción y sintamos que estamos enriqueciendo nuestro ser, que estamos creciendo.. Pero si por el contrario nos llenamos de tristeza y temor, ese cambio nos está matando...

No dejemos de ser, no dejemos de estar... Seamos quienes somos, por encima de lo que otros quieran hacer de nosotros, al fin y al cabo esa es LA CUESTIÓN!

1 comentario:

  1. En tu disertación del día de hoy, está yuxtapuesta al “miedo” del ser humano a ser rechazado, ese “miedo” de que te aparten, que no hagas parte de un grupo, de una masa. De tener el mal hábito de que se debe ser como los otros para ser “queridos”.

    Desafortunadamente, a muchos de pequeños los corrigen, por cuestionar todo, por ser diferente, por “no ser” como son todos en la familia, y en esa posibilidad de ser aceptado, se enajena el propio ser.

    Crecemos y tenemos la posibilidad de cambiar, de ser realmente como somos en esencia, pero el “temor” de ser rechazado nuevamente, hace que el ser, siga viviendo un mundo “ficticio” a la naturaleza del propio ser.

    En últimas, cada quien elige ser quien realmente quiere ser; seguir con las máscaras, una cada día, afligido, una marioneta del entorno, vivir en la zona de confort. O realmente encarar la vida, aceptarse a sí mismo realmente como quiere ser, vivir feliz y en plenitud. Ana Mejía

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