lunes, 11 de enero de 2016

El que por su gusto muere



Uno de los dichos "lapidarios" con los que mi padre me fue creando carácter fue "El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe a bueno" enseñándome con esto que hay personas que no sólo les gusta comer M... La añoran, la extrañan, la desean. Es más no pueden vivir sin ella. Obviamente los años primeros de mi infancia, cuando me enseñaron este dicho, no podía creer en la existencia de este nivel de masoquismo.

Lo cierto es que ha medida que he ido creciendo, la vida se ha encargado de mostrarme cuan equivocado me encontraba en mi infancia y como en el mundo abundan las personas que les gusta estar sintiendo dolor, que les encanta ponerle "sabor" a su vida incluyendo elementos de infelicidad, de dolor físico y el más grave, dolor emocional.

Y es que la realidad es que los seres humanos, en muchos niveles, somos masoquistas al adquirir hábitos autodestructivos, aunque la gran mayoría generan cierto nivel de placer y satisfacción, ejemplo clásico la empanadita grasosa con ají bien picante, nos llena de placer, dolor y obstaculiza nuestras arterias con grasa, lo mismo pasa con las bebidas alcohólicas, el cigarrillo y hasta el sexo (muere más gente de enfermedades de transmisión sexual, que de cáncer por el cigarrillo).

Sin embargo hay un nivel de masoquismo que hasta el momento sigo sin encontrarle ninguna lógica y es a la autoflagelación emocional, sobre todo, cuando la excusó parte de supuestas emociones que no tiene control, ni razón (Es el AMOR). Y es que en nombre del amor (como el de la religión) hay más gente sufriendo y miserable, que por el hambre en el mundo. 

Aqui encontramos varios tipos de masoquismos, el primero cuando se vuelve el o la "protagonista" de su propia versión de la fieresita (telenovela de los 80' que fue la estructura argumental para todas las que han seguido como Café, Betty la fea, todo por la plata), es decir, se enamora perdidamente de quien más lo hace sufrir, es más, puede tener a su lado al ser más maravilloso del mundo, el Príncipe Encantador y prefiere seguir con su ogro (pero de verdad, no como Shrek).

Otro de los tipos comunes es la versión Joaquín Sabina, cada persona que conoce es el amor de su vida, se entrega de inmediato perdidamente una noche de placer y luego vive 19 días y 500 noches de dolor, porque nuevamente se equivocó, pero no se da la oportunidad de centrase y esperar a ver si el príncipe azul que conoció realmente lo es, o es tan solo un sapo disfrazado (aplica para los dos sexos, aunque en el caso de los hombres es otro animal).

También encontramos el complejo de Penelope, que al igual que el persona de la odisea, lleva 20 años esperando la llegada de su Rey o Reina, y todas las noches se amanece "destejiendo" sus frustraciones para durante el día volver a llenarse de ilusiones, pero durante ese tiempo se ha segado los ojos a encontrar la felicidad en los brazos de otro Rey o Reyna... Y no importa que le digas, siempre habrá una razón para continuar esperando, hasta mensajes del más allá o desde el mismísimo Olimpo.

Y el que más extrañeza me causa  "El coleccionista de huesos", ama la libertad, busca una relación de mutua comprensión y diálogo y se "enamora" del hueso más duro de roer del camino, sobre la convicción del que el amor todo lo cambia, y lo que va cambiar es que será muy poco lo que sonría.

Lo incomprensible de estas posturas es que el amor no busca crear mártires, ni infelices. El amor es alcanzar la felicidad, no existe tal cosa como "amar es sufir"... Amar es vivir, compartir, aprender, crecer juntos. El amor busca que seas feliz, lo malo es que lo confunden con el enamoramiento (la arrechera), pero no, si algo te genera más dolor que satisfacción, si son más las horas de aflicción, que las horas de felicidad ten la certeza que eso no es amor.

Eso sí, el único que puede decidir que no quiere morir todos los días y de "a poquito" es cada uno, si no te nace, Sigue disfrutando tu muerte diaria.

2 comentarios:

  1. Realmente grandiosa lectura, lograste hacerme sonreír y me dejaste pensando, será que los seres humano somos masoquistas por naturaleza, por que quien no se a autoflagelado amorosamente. Gracias

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