sábado, 30 de enero de 2016

La ilimitada estupidez humana

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Una de las frases más conocidas de Albert Einstein dice: "Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez. Y no estoy tan seguro de la primera". Y es que desde siempre la intransigencia de los estúpidos, nos ha llevado a la casi destrucción masiva de la sociedad.

Bertrand Russell dijo "El problema con el mundo es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas". Eso lo vemos a diario, personajes que se cruzan en nuestro camino que sin importar el mal que así mismos se hagan, mantienen sus posturas intransigentes y sin argumentos, incluso por encima de su propia felicidad.

Encuentras seres humanos, si los podemos llamar así, que centran sus argumentos en la fuerza, en una llenura de ideas (o ignorancia) que nos los deja escuchar razones, se ciegan ante la realidad de los hechos, pero el problema de fondo es que los quieren imponer a toda costa. Su razón no tiene duda y se debe imponer incluso por las armas, porque "solo yo" tengo la razón.

Lo vemos en personajes históricos que su estupidez los lleva a asesinar a otros solo porque no piensan igual, desde invadir culturas e imponer sus ideas como el "ilustre" Alejandro Magno, hasta el genocida y lunatico Adolph Hittler quien torturo y masacró más de 6 millones de personas sólo por considerarlos diferentes e indignos de compartir el mismo "plano".

Pero también lo vemos, en personas que odian un pueblo o una raza solo porque existe, o por lo que sus predecesores hicieron o porque son diferentes, porque sino no son iguales a mi, no merecen existir... Somos tan "astutos" que repetimos nuestra historia de vida, solo por mantener nuestra postura intransigente.

Es tan limitante, la infinita estupidez, que nos cierra el entendimiento, nos llena de odios, rencores y amarguras sin razón, ni sazón... vemos el despeñadero frente a nosotros pero seguimos caminando. Nos destrozamos, sabemos en el fondo que estamos perdiendo más de lo que ganamos, pero mientras "yo tenga la razón" no me importa. 

Además, no hay nadie a quien escuchar porque mis sinrazones no tienen duda, son razonables porque "yo las digo", no hay argumento ni consejo que me haga cambiar mi postura. Lo único que importa es el poder, el poder de tener la razón, así lo tenga que imponer. Si tenemos que talar un bosque completo o contaminar el agua para "alimentar mi poder", no me importa, aunque mañana no tenga aire para respirar.

Y como mis argumentos no tienen razón y no generan convicción, con mis músculos los puedo imponer. Para la estupidez no existen controversias o diálogos divergentes, no hay contra argumentaciones, no son conversaciones... son sólo guerras donde lo importante es la victoria y la imposición.

Lo preocupante de asunto es que la estupidez es tan ilimitada e infinita que se vuelve auto-destructiva y contagiosa, nos acaba, nos consume y nos distancia de los otros, dejándonos inmersos en una soledad igual de infranqueable; pero para ese momento habremos dañado tantas personas, que ya tendremos infectado a alguna de nuestras victimas "derrotadas" en nuestra lucha, con el virus de la estupidez.

No permitas que te pase... vacúnate contra la estupidez; escucha, no impongas tus ideas, evalúa tus posturas, nunca te impongas por la fuerza y sobre todo: NUNCA DEJES DE SER FELIZ, POR TENER LA RAZÓN!!

2 comentarios:

  1. Hermoso texto, realmente hermoso. Felicito ese ánimo para escribir tan claro y tan bonito. Gracias por esas lineas luifer!

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    1. Gracias... me gustaría que leyeras otros de los post que he puesto

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