martes, 25 de abril de 2017

Donde nadie lo espera



Hace algunos años una película infantil presentaba los sueños de una inocente “rata de alcantarilla” que quería convertirse en una estupendo Chef, estos sueños eran inspirados por un personaje de su imaginación que representaba a uno de los mejores chefs de la gran París. Este personaje había dejado la frese “Cualquiera puede cocinar”. Al finalizar la película unos de los protagonistas, después de descubrir las habilidades culinarias del chefcito (la rata) dice “Esto no significa que cualquier pueda ser un gran artista, sino que los grandes artistas puede provenir de cualquier lugar”.

En su momento esta frase no tuvo mayor significado en mi vida, me pareció una simple disertación desocupada del guionista de la película, más evidente que otra cosa en relación con los artistas o deportistas, los cuales tiene orígenes tan variados, como los pueda existir en el mundo entero, desde los sectores más deprimidos, hasta los más opulentos que nos podamos encontrar.

Sin embargo, y como en todo, siempre consideré que esto no se daba para todos los ámbitos de la vida, que las personas nos encasillamos en sitios. Como dirían las abuelas, si quieres conocer un dama no la busques en una discoteca, si quieres conocer un caballero, no lo busques en un bar. Y siempre tuve la concepción de que cada cosa en su lugar hasta hace unos pocos días.

En esas jornadas de desocupe que nos llegan a los hombre solteros, recién separados y siguiendo los malintencionados consejos de una amiga, me vincule con una red social de “levante” al contarle a mis colegas de tertulia mis nuevas aficiones… no tardaron en llegar las consabidas expresiones con un toque de misoginia… viejo eso solo es para levante y ya, ahí no busque nada más allá, ni se vaya a ilusionar.

Evidentemente las primeras experiencias, sin llegar concretar encuentros más íntimos o dirigidos por travieso cupido, empecé a considerar, al igual que mis colegas de tertulia, que estaba en Davivienda… buscando conocer una dama en el lugar equivocado… Desde proposiciones de convertirme en el “tercero” en un triángulo amoroso, hasta propuestas de intimar sin compromiso.

No me voy a vender como el más recatado de los ciudadanos, sinceramente en otras circunstancias emocionales abría cedido sin pensarlo a lo más bajo de mis instintos. Sin embargo quemando algunos de los últimos cartuchos buscando conocer alguien con quien compartir buenos momentos, tener buenas charlas, reírme sin precaución y compartir lo que me resta del camino… buscando ese compañero de viaje ideal para recorrer este sendero, decidí conocer una persona más.

Al principio el espacio para conocerla no se dio, pero luego, en uno de esos arranques de locura y riesgo que suelen invadir mi ser, decidí jugármela el todo por el todo para conocerla… una noche del mes dedicado al dios romano de la guerra me di a la tarea de conocer a este misterioso personaje.

Las cosas se dieron en medio de una serie de locas decisiones, como si lo hubiesen hecho adrede, y cuál no sería mi sorpresa al conocer un gran ser humano, no mejor a mis anteriores compañeros de viaje, no peor… simplemente diferente, especial, único... alguien como todos con una pasado, con una historia de un camino, paro con el deseo de vivir al máximo, de sonreir, de soñar, de ser feliz.

Fue entonces cuando volvió a mi recuerdo aquella rata de alcantarilla, y supe que efectivamente un gran artista puede venir de cualquier lugar… en el lugar menos indicado, en el momento más extraño, en la circunstancia más rara de mi vida, conocí una maravillosa persona. Diferente, no perfecta, quizá demasiado imperfecta, pero apenas para mis niveles de locura.

No sé cuánto tiempo compartamos el camino, pero sé con certeza que lo que compartamos nos aportará a ambos, además de haberme enseñado que ni el pasado, ni el presente, ni el lugar donde conozcas a alguien pueden definir quién es o quién será para tu vida. Llenarnos de prejuicios solo nos lleva a perder la oportunidad de compartir con seres humanos maravillosos.

Estigmatizar las personas, los lugares, el pasado o el origen de las personas, lo único que logra es que llenemos nuestra vida de rencores, de odios, de aflicciones. Lo único que dice de nosotros es que no conocemos más allá de nuestras narices, pero sobre todo, que muy seguramente nos estamos perdiendo la oportunidad de vivir… vivir y compartir el camino con maravillosos compañeros de viaje.


Hoy doy gracias a mi pasado, me enseño, me permitió crecer y aprender, gracias a eso estoy disfrutando mi presente… y así estoy construyendo un futuro… así que no te llenes de motivos, ni prejuicios, ni cucarachas la cabeza, las cosas a veces llegan de donde nunca las esperas… así que vive, disfruta… camina, ¡Se Feliz!