lunes, 29 de octubre de 2018

Camino de tristezas


Quienes hayan tenido el gusto de conocerme y compartir mi camino, en algún momento de la vida, saben que uno de mis hábitos más marcados es caminar. Una amiga siempre expresa que «camina más que el profesor Moncayo», y es que para mí el caminar es una forma de liberar el espíritu, de alinear los chacras o liberar energías… al caminar generalmente me desconecto de la realidad y simplemente voy disfrutando del camino, del aire, de las nubes y de las estrellas.

Pero últimamente, en determinadas rutas que han sido caminos recorridos, rutas que antes compartía y que era un hábito, casi diario, recorrerlas en su compañía, hoy se han transformado en un martirio. Hoy al recorrerlas son solo un cumulo de recuerdos de viejas lunas y un Sol que quema mis entrañas. Un cumulo de pesares de tristezas.

De tristezas del presente que se alimentan de alegrías del pasado, alegrías que colmaron mi alma y alimentaron mi espíritu, pero alegrías que la fuente que las alimentaba hoy no está presente, hoy no comparte esos caminos, no comparte esas rutas y al deambular por ellas solo quedan los ecos de las risas, los aromas del pasado. Hoy solo quedan los suspiros y las lágrimas.

Un camino de recuerdos, de sueños frustrados y esperanzas fallidas que llenan de amargura el corazón, enconan el espíritu con anhelos de venganza, de venganza contra el artífice de esta tristeza, contra el único culpable de que esos caminos hoy solo sean fuente de tristeza, contra el responsable de que las risas, las miradas y los besos, de los que aquellos caminos fueron cómplices, hoy solo sean espinas en el corazón que desangran la alegría y llenan de tristeza.

Solamente sueño con levantar la mano y acabar con ese malvado ser que trunco mis sueños, acabo mis esperanzas y frustro mis metas… contra mí.

Y con todo lo que quiera, con todo el tiempo que quede por delante, sin importar cuantas lunas y soles pasen, esos siempre serán caminos de tristezas, esas siempre serán rutas de dolor, de recuerdos, porque esos caminos siempre estarán en mi andar y porque conmigo siempre los caminará el culpable de mis lágrimas.