viernes, 1 de diciembre de 2017

Un camino de obscuridad


Se acerca el cierre de otro año, el cierre de un ciclo, 335 oportunidades que vivimos para ser felices y alcanzar nuestros sueños (faltan 30 días todavía para ser 365).Y en este tiempo, no sé a ustedes, viví muchos momentos obscuros donde me sentía atravesando por un sendero tenebroso, escalofriante y deprimente. En muchas ocasiones tuve la intención de desistir, simplemente tirar la toalla porque no encontraba una salida a este espantoso sendero.

En muchas ocasiones me dí por vencido completamente, sabría que no importaba cuantos días transcurrieran yo iba a seguir atrapado en ese obscuro lugar. El pasar de los días, en muchas ocasiones, solo el recuerdo de las frustraciones vividas, de las rutas o caminos que por mi propia mano dejé que se cerraran ante mis narices. Incluso laboralmente iniciando el año me sentí afligido e insatisfecho.

Lo más angustiante en su momento fue buscar un motivo, una razón para todas estas problemáticas, cómo dirían algunos, el porque me encontraba donde me encontraba. Generalmente la búsqueda de esta situación me llevaba al mismo punto, era mi culpa, yo había sido el responsable de ingresar por ese camino, yo me había desviado y había permitido que todo se volcara por donde se estaba volcando.

En ese momento, y solo por un instante, le di la razón a quienes no creen en Dios, porque Dios no tenía nada que ver con las cosas malas que ocurrían o con las emociones que me afligían. Todo lo que estaba pasando en mi vida era solo la cosecha de los frutos que yo sembré en el camino. Cada cosa por la que estaba pasando era recoger lo que durante mucho tiempo había sembrado.

Pero esto, de nada sirvió, encontrar un responsable no me solucionó nada, eso no me sacaba de ese camino, no cambia el horizonte y mucho menos prendía una luz en la obscuridad para encontrar una salida próxima. Todo lo contrario me tenía aferrado a mi tristeza, me dejaba atrapado en pasado. La única solución que se me ocurría en ese momento era encontrar un camino a mi pasado y cambiar mi situación (Al mejor estilo de Marti Mcfly)

Efectivamente la sola idea de viajar en el tiempo a solucionar mis problemas solo lograba hacerme sentir más estúpido y enterrarme más en la melancolía. Era un año oscuro, con un camino aún más tenebroso que cualquiera de las cintas de terror que alguna vez vi en mi infancia. Y para acabar de completar, mi mente solo buscaba responsables. Tenía que haber a quien quién pagara por todo el infierno que estaba pasando. Pero ser la respuesta a la pregunta, me dejaba en el mismo punto donde había iniciado y ese no era el objetivo.

Era el más obscuro camino que había caminado en toda mi vida, 36 años o 700 eras… nunca había estado ahí. De repente, y recordando muchos de mis discursos profesionales, recordé una premisa que siempre defendí: ante un problema, no importan los responsables, hay que buscar las soluciones. Los responsables pueden esperar. Cuando el camino vuelva a su sendero, cuando todo retome las vías necesarias, ahí será el momento de hallar los responsables.

Y entonces en mi mente todo empezó a cambiar, lo obscuro del camino ya no me afectaba. Debía trabajar en las soluciones y no en la problemática, ni en los responsables. En mi mente cada cosa debía tomar un nuevo sentido y esfuerzo. Cada fuerza en mi ser debía estar destinada solo a una cosa, cambiar realmente el rumbo de mi vida. La vida me había llevado a ese lugar, no para quedarme aterrado en un rincón. Era la oportunidad de replantear, de renacer.

Lo primero, dejar de pensar en el ayer. Dejar el pasado en el pasado, mirar al horizonte en la búsqueda del nuevo sendero que seguir, dejar de pensar en lo pasado. Lo segundo soltar las cargas, las culpas, los rencores, las responsabilidades autoimpuestas que correspondían a otros. Ya es difícil recorrer el camino con las propias cargas, imaginen recorrerlo con las cargas de los demás.

Cuando levanté la mirada ante todas estas decisiones me di cuenta que el año estaba terminando, pero que estaba avanzando, quizá no al ritmo que hubiese querido, quizá  no con los logros que esperaba o las metas que pretendía alcanzar, pero estaba avanzando. Había logrado algunas, otras estaban empezadas. El camino al cierre de este año empezaba a tornarse en otros tonos.

Hubo decisiones dolorosas, personas que dejar en el pasado, sueños y esperanzas que solo representaban ataduras imposibles de librar, que era necesario olvidar. Y extrañamente estas decisiones y acciones, estas libertadas… abandonar la búsqueda desgastante de un culpable me había permitido pensar en soluciones.

Para muchos faltan unas pocas horas para cerrar el año y ya empezaron con el látigo a infligirse los castigos necesarios por no alcanzar las metas esperadas en este obscuro año que termina. Ya empezaron a juzgarse por los sueños no maternizados o las promesas incumplidas. Lo que no se dan cuenta es que solo fue otra vuelta al sol, pero todavía se pueden alcanzar esos sueños y esas metas.

Falta unas horas para terminar esta vuelta al astro que domina nuestro entorno, pero no para dejar de caminar en pos de alcanzar las metas proyectadas. Solo es el comienzo hasta lograr lo querido.

No es un cierre o un final, es un nuevo comienzo para continuar por el camino, avanzando al horizonte con los ojos llenos de esperanza, conscientes de que vamos a lograr, de que podemos alcanzarlos, salir de los escabrosos y llegar a tierras más placenteras. Solo hay que dejar de buscar culpables y soltar las culpas. Solo hay que caminar pensando en soluciones y esperanzas.


Feliz cierre de año para todos. 


Fuente de soda: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMG5xb1WxNP1vlLohe1R2b6ynuVt9ex2hzzibkxnm3L727Ng0L_XKE8gV8y8saT8ZBHsACdtDhVRUt3ZcM1vY9gQVd9gZjD8-lcu62ejNM2aTwMwMDYH8m7NiQ9OqNEiERDdXnEE7PueRC/s1600/oscuro-bosque-naturaleza-paisaje-31000.jpg

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