martes, 29 de enero de 2019

Viejos los cerros


Mi padre suele decir “viejos los cerros y reverdecen” cada que alguien quería insinuar que por su edad no estaba en capacidad de hacer o lograr algo. Dejando claro que la edad no es el límite para hacer las cosas, ni la excusa para no lograr los sueños o las metas. Esta graciosa comparación siempre me ha dejado divagando sobre reverdecer.

Son muchas las ocasiones, cuando se aproxima nuestra fecha de cumpleaños, esa conmemoración del primer día que abrimos nuestros ojos en este plano… que empezamos a sentirnos viejos, agotados e incapaces, en especial cuando las velitas en el pastel superan las 30.

Por alguna extraña situación cuando las vamos alcanzando la 4 década de vida, y en adelante, las personas tienen la tendencia a sentirse acabadas y desmotivadas, especialmente cuando siente que las metas autoimpuestas, a partir de los resultados de otros, no han sido alcanzadas o incluso estamos muy lejos de alcanzarlas.

Y es que de una extraña manera, toda la vida vivimos buscando expresar nuestra individualidad, nuestra diferencia con los demás, el hecho de que somos únicos y diferentes. Pero a la hora de evaluar nuestros resultados, de revisar las metas y sueños alcanzados, nos comparamos con otros, pensando que tenemos que hacer y alcanzar las metas al ritmo o capacidad de otro, y sino es así, nos sentimos incapaces, inútiles y fracasados.

Y si a esto le sumamos la edad, el nivel de frustración se eleva exponencialmente… olvidando que muchos de los que marcaron la historia, que muchos de los que han dejado huellas positivas en el mundo lo hicieron en un estado avanzado de edad; sin embargo jamás pensaron la vejez fuera una limitante… que la adultez fuera sinónimo de incapacidad.

Todo lo contrario, la edad era entendida como experiencia, los años como conocimiento y tiempo vivido, como un cumulo de herramientas que favorecerían la posibilidad de alcanzar los sueños y las metas impuesta. Reverdecieron, no se dieron por vencidos, no se sintieron fracasados y dieron un paso atras. Avanzaron, lucharon, se levantaron ante cada caída y buscaron una nueva forma para alcanzar sus sueños.


Así que no fue la edad la que los detuvo, esta fue una oportunidad de volver a nacer, fue una oportunidad de alcanzar nuevamente sus metas y seguir evolucionando como ser humano. Así que los años, sean 40, 50 o 60 no son el límite para alcanzar tu sueños o lograr tus metas, lo único que te puede detener es tu forma de ver el mundo, es tu capacidad de luchar, de levantarte; pero sobre todo, tu capacidad para ver todo el maravilloso ser que eres y que está en construcción.

miércoles, 23 de enero de 2019

¿Y la materia prima?




Últimamente he vuelto a las discusiones sobre política, actualidad, estado y demás temas relacionados. En medio de una de mis clases, hace algunos días surgió el tema de lo altamente corrupto de las instituciones públicas, los dirigentes y los encargados de hacer cumplir la ley. Fue entonces donde disertando sobre el asunto y recordando algunas posturas afirme en mi clase que el problema somos realmente nosotros.

Cierto, son muchas las publicaciones que hablan de que el problema somos todos, porque no leemos, porque no nos informamos, porque solo criticamos o porque nos vendemos por cualquier moneda. Pero ese no es el único problema.

Nosotros somos la raíz porque nosotros creemos en “sacarle ventaja” al otro (malicia indígena), en pagar para ser beneficiados antes que otro, como en las colas para atenciones; porque estamos atentos a criticar y destruir, antes que entender y apoyar. El gran problema es que somos un cúmulo de frutas podridas, llenos de deseos de ser ventajosos, egoístas, individualistas y sobre todo envidiosos.

Nos cuesta trabajo movernos en pro de ayudar a otros, guardamos rencores hacia los demás como atesorando piedras preciosas y lo hacemos por los siglos de los siglos. No pensamos nunca en los sentimientos o en los derechos de los demás y mucho menos concebimos que el bien común nos beneficia a TODOS.

Somos una sociedad enferma que a la hora de elegir dirigentes no votamos a favor de alguien sino en contra, porque más fácil nos mueve el odio, que el amor. Decimos odiar al delincuente siempre que este no haga parte de nuestra familia y de nuestros seres queridos. Porque entonces decimos que la ley y la justicia “no son para los de ruana” y esos inocentes delincuentes les toca pagar.

Y en ese orden de ideas, hasta que soltemos ese individualidad, ese egocentrismo, hasta que no entendamos que la norma y las leyes son para cumplirlas y lograr una sana convivencia “así no me parezca” entonces, solo entonces tendremos la capacidad no solo de cambiar nuestro barrio, nuestra ciudad o nuestro departamento, sino que seremos capaces de cambiar nuestro país y el mundo.

Pero debemos asumir nuestras responsabilidades, cumplir con nuestros deberes, apoyar a nuestros hermanos, aprender a tender una mano, antes que la crítica, a ayudar antes de empujar y sobre todo a perdonar… a perdonar a quien nos hiere y a amar a quien nos rodea. Entonces estaremos construyendo una senda diferente para lograr un mundo diferente, uno donde realmente sea el imperio de la ley.

Es lo que he aprendido en esta vida.

domingo, 20 de enero de 2019

Haciendo el camino



Una de las canciones que más me mueve en esos días de oscuridad es cantares de Joan Manuel Serrat, en ella se expresa con la voz de un poeta, que no hay camino, no hay ruta… se hace camino al andar, dejando atrás la senda que no se ha de volver a pisar.

Y en estos momentos donde el amanecer empieza a asomar, donde hay que emprender las rutas o caminos por seguir en este año que tan solo tiene unas horas de vida, es el momento de empezar a construir camino. Este es el momento de empezar a definir la senda sobre la que queremos caminar en los días que nos depara el porvenir.

Es el momento de construir los hábitos que queremos que nos identifiquen, de moldear nuestra carácter, de elegir los compañeros de camino y también de decir adiós a las acciones que ya no queremos repetir. Suena fácil, pero nada más complejo que dejar un habito destructivo o adquirir uno nuevo.

Todo esto requiere disciplina y la disciplina requiere doblegar nuestro ego, obligarnos a nosotros mismos a cambiar, es construir una senda donde no la hay, es abrir una trocha en un monte donde tienes que ir con el machete cortando ramas, pisando fuerte sobre el suelo para no resbalar y sobre todo con la mirada fija en el destino que queremos alcanzar.

Habrá raspones, habrá caídas, habrá lágrimas y muchos momentos de desconsuelo al sentir que no podemos avanzar, que no queremos… que es mejor continuar por la senda de lo conocido, retroceder en el camino y volver sobre los pasos caminados, en las zonas tranquilas de la seguridad y lo que conocemos… en esos espacios de confort.

Pero si queremos crecer, si queremos dejar huella la vida de quienes están a nuestro lado, si queremos ser algo más que una hoja al viento que va y viene sin rumbo definido, si realmente queremos pasar por esta vida ¡Viviéndola! Entonces tenemos que abrir nuevos caminos… tenemos que adquirir nuevos hábitos, cambiar, crecer, doblegar nuestro carácter para moldearlo en línea con lo queremos.

Solo entonces, abriendo esos nuevos caminos y siguiendo por esta senda que vamos construyendo es que nos daremos cuenta de lo que somos capaces, de la luz que podemos dar, de los comportamientos que podemos cambiar y del amor que podemos brindar.

No es fácil, pero nada que realmente valga la pena lo ha sido jamás… todo lo que realmente nos llena de satisfacción, algunas vez requirió de un sacrificio, de una entrega, de una lucha, de un aprendizaje.


Bueno, por lo menos, así lo veo yo.


Fuente imagen: https://huellasenelcamino.wordpress.com/2011/10/20/haciendo-caminos/

domingo, 6 de enero de 2019

En busca de la tranquilidad


Viendo muchos deseos de año nuevo es lindo ver a través de redes sociales como muchas personas quieren que este año aparezca el amor, muchos viajes, un nuevo trabajo y mucho dinero. Aunque puedo decirlo que en muchos aspectos me siento en la misma línea, reflexionando y disertando sobre lo que quiero en este nuevo año me inclinado por lo que podría parecer más fácil, pero que el fondo, realmente complejo: tranquilidad.

Cierto, ese concepto tan mágico y maravilloso como es el amor, es lo que muchos buscan. Esa magia que te enceguece la razón, te acelera el corazón y te entrecorta la respiración. Esa sensación irracional que te hace sentir que ese otro es el todo, que el universo entero gira en relación con esa persona. Es magnifica emoción que te hace creer que es para toda la vida, que esa persona será quien llene de magia tu vida… por el resto de tus días…

Y a menos que tu expectativa de vida sean unos cuantos meses, esa emoción poco a poco irá desapareciendo, en muchos casos transformada por una magnifica dependencia irracional y hasta masoquista a un ser que primero te ofreció llenar tu vida de arte y cuadros, y a la final lo que te hizo fue la vida de cuadritos. Pero como es “amor” tu te sigues aguantando y soportando y llorando y otros tanto procesos más, resistiendo porque es amor verdadero.

Hasta que la magia vuelve a empezar, generalmente después de una largo periodo de despecho y alcohol y lágrimas. Y entonces se reinician las mariposas, las palabras bonitas, la respiración entrecortada, el corazón acelerado y la mente cegada. Pero eso solo se convierte en un circulo vicioso de dolor, lagrimas, risas y amarguras, que parece no tener nunca fin.

Hasta que logras entender que lo que realmente quieres no es adrenalina en tus venas sino serotonina (felicidad) y progesterona (tranquilidad), que nada como poder dormir tranquilo, poder disfrutar un helado y una buena conversación. Incluso una buena película al lado de alguien que quizá no te entrecorta la respiración o quizás no te acelera el corazón, pero que sabes que esparce en todo tu cuerpo tranquilidad, esa que te hace sentir en armonía con el universo. Esa que puede compararse a ver un atardecer, con una copa de vino y un buen jazz en el fondo.

Esa que te enseña lo que es la vida, para que estas aquí, que no necesitas mucho, que la adicción a las emociones fuertes es adictiva y destructiva y que te estas disfrutando la vida con las cosas hermosas, con los elementos lindos, que no es necesario correr, que es mejor caminar. Que no es necesario volar, cuando puedes simplemente flotar.

Y entonces me di cuenta, después de tantos afanes de mi vida, de tantos correcorre y aceleres, de tantas emociones fuertes y salidas de la realidad, que lo que yo realmente quería era eso, tranquilidad, felicidad… el placer de disfrutar cada segundo, cada minuto, respirando profundo, sintiendo todo lo que pasa a mi alrededor, sin tener que correr.

Y comprendí que eso es lo que quiero a mi lado, alguien para conocer, para disfrutar, no para correr… simplemente alguien que invada mi vida con tranquilidad, con felicidad, con seguridad. Que al ver su mirada y estrechar su mano tenga la certeza de que podemos caminar tranquilos, que anhele como yo, llegar al climax de la tranquilidad y disfrutar cada segundo la brisa, el atardecer y la música.

Yo ando en búsqueda de eso, de tranquilidad y de alguien para compartirla ya vivirla… hay muchas cosas que puedes buscar, muchas emociones que puedes encontrar… pero te aseguro que nada, absolutamente nada puede superar la sensación de estar libre y tranquilo.


Bueno, por lo menos así lo veo yo.

Fuente imagen: https://edukame.com/emociones/tranquilidad

miércoles, 2 de enero de 2019

Línea de salida




Hemos terminado un año, algunos con más dificultades y problemas que otros, pero llegamos. Quizá golpeados, cansados y seguramente desmotivados y desesperanzados. Algunos llegamos a rastras, con heridas por el cuerpo y con la perdida de toda pasión. Y ahora que estamos en este punto, en la línea de partida, es importante pensar como queremos iniciar de nuevo esta vuelta al sol.

Es iluso creer que podemos iniciar el año ignorando los golpes, las tristezas o las derrotas del año anterior. Estamos en la línea de partida con vendas, cojeando y con los músculos adoloridos. Algunos tenemos la botella de agua casi vacía para iniciar este nuevo recorrido, esta nueva maratón, pero eso no es una excusa para empezar derrotados y desconsolados.

Logramos terminar un año difícil, llegamos aquí, donde estamos con fuerza, con lucha, superando dificultades y solucionando entuertos. Eso se llama experiencia, aprendizajes y conocimientos, factores esenciales para este año que comenzamos. Todas esas cicatrices, todo ese polvo que hemos acumulado de experiencia son necesarios para este nuevo camino que emprendemos.

Ahora lo importantes es iniciar esta nueva maratón con inteligencia, tener claros cuales son los hábitos que necesitamos desarrollar para alcanzar el éxito, cuales son los que debemos dejar atrás porque nos pueden detener y sobre todo, es momento de soltar las cargas que traemos, esas cargas de tristezas, de odios, de amarguras, esas cargas nos hacen lento el camino y nos cierran los ojos para ver el camino. Debemos iniciar libres de eso y con pasión. Con mucha pasión por todo lo que queremos alcanzar.

Debemos plantearnos metas, retadoras y alcanzables, debemos elegir bien los compañeros de carrera, esos que serán nuestro compañía y apoyo para superar las vicisitudes de la maratón que estamos por iniciar. Y esta decisión es fundamental, porque hay quienes nos pueden hacer fácil el camino y quienes nos pueden entorpecer el caminar.

Y sobre todo, debemos tomarnos el tiempo para arrancar, medir el viento, revisar el equipo, ajustarnos los zapatos y con la mirada puesta en nuestra meta empezar la marcha. Con paso firme, seguro, determinante. Son muchas las heridas, son muchos los aprendizajes y las vendas que tenemos, pero esa son las herramientas que tenemos para enfrentar este camino que iniciamos.

Así que mi querido amigo, ten claro que este camino que inicias no será fácil, no será una vereda tropical… será un camino duro, lleno de espinas y piedras, de dificultades, de aprendizajes, de retos y oportunidades. De ti depende enfrentarlos cada día, con la mirada apasionada por la meta que quieres alcanzar.

Por eso te deseo que tengas un excelente año, igual a la medida de tu fuerza, de tu disciplina y de tu entereza. El mio se que será complejo, pero ya me estoy preparando para enfrentarlo.

Feliz año 2019.


Fuente imagen: http://estudiandoconstruccion.blogspot.com/2011/04/iniciando-un-nuevo-camino.html