miércoles, 3 de febrero de 2016

Firmeza o intransigencia

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgetwml1dxZoQKC3icv2taEIYfZWl9Nqw__5-v124kZ7Rtx_et5GaWJhQZ1x0IMlEiLV-MKP-mz9HrsPKAiJrLZrd94_TYM71QM7kuqO1axywaW3cG1YyZDEroGxknEHWIZB1Auz8g7aRUO/s1600/palmeras.jpg
Una frase de Lao Tsé declaraba "Si eres flexible, te mantendrás recto", y es que en muchas ocasiones las personas confundimos firmeza o rectitud con intransigencia. Buscamos imponer nuestras posturas o ideas por la fuerza, los únicos argumentos valederos son los nuestros. Las ideas o las acciones de los otros nos parecen torpes, impropias y menospreciables. no importa los argumentos que nos den, no nos importa los dolores que causemos. Todo aquello que no sea igual a lo nuestro no tiene valor y por tanto debería desaparecer. 

No estamos dispuestos a aprender, porque no hay quien nos enseñe nada. Y esa misma intransigencia nos hace perder la rectitud porque en el afán de mantener nuestras posturas corrompemos nuestros valores. Herimos, insultamos, destruimos y nos aislamos, terminando señalados, como fanáticos locos que lo único que concebimos es imponer nuestras ideas, el color de un partido, un equipo de fútbol o un artista. Todo lo demás pierde valor para nosotros cuando nuestra firmeza se transforma en intransigencia.

Y es que la firmeza es tener claros nuestras ideas, saber argumentarlas, no imponerlas. La firmeza es la capacidad de no vender nuestros valores, respetando las ideas y posturas de los demás. La firmeza nos permite aprender, nos invita a no estancarnos sino a continuar creciendo, escuchando e instruyéndonos. 

Ser firmes no es menospreciar a los demás, es saber que desde el otro podemos crecer, que sus posturas e ideas, por contrarias a las nuestras, no pierden validez o perspectiva. Es tener la capacidad ante la embates de una briza de movernos, balancearnos y mantenernos donde estamos. Sin importar lo fuerte de la tormenta, la firmeza nos permite aprender de ella manteniendo las raíces donde deben, en la base que hemos construido.

El problema es cuando nuestra firmeza se confunde con intransigencia, perdemos la perspectiva y la posibilidad de ser felices... El secreto para que esto no pase, es mantener el corazón abierto, escuchar y sobre todo no imponernos por la fuerza, sino con las razones... y si estas no convencen, ni modo... es mejor ser feliz que tener la razón. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario