jueves, 4 de febrero de 2016

En el día más brillante, en la noche más oscura

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Así inicia el juramento de uno de los héroes de ficción del universo DC, haciendo, de algún modo, referencia a que absolutamente nada lo puede detener en el objetivo de cumplir su misión; sin importar las circunstancias logrará lo que se ha propuesto. Tiene tan clara su labor que la puede realizar en cualquier circunstancia y obviamente esto no le doblegará su voluntad, que es la fuerza que lo guía.

Lo interesante del asunto es que a diferencia de la antigua promesa de las empresas de correo, donde se hacia referencia a las tormentas y lejanías, esta solamente toca dos elementos, el día brillante y la noche oscura; pero ¿por qué estos elementos pueden doblegar nuestra voluntad (La fuerza de este personaje)?... Y la respuesta llegó a mi mente en estos brillantes días que últimamente están haciendo en la sucursal del cielo, días que si das dos pasos en medio de estos brillos, toda nuestra voluntad de hacer algo puede verse seriamente disminuida.

Nada doblega más la voluntad que el brillante y caluroso rayo solar, donde incluso a la sombra te puede dar la sensación de no querer desplazarte un milímetro. Si es posible aplazar cualquier compromiso o permanecer en algún lugar donde no se sienta esta terrible y sudorosa aflicción. Por otro lado la noche oscura es también un elemento que doblega fácilmente nuestras fuerzas. No existe momento donde deseemos más permanecer donde estamos sin hacer nada, que en aquellas medianoches donde no se ven ni la luna, ni las estrellas.

Ahora bien, la metáfora de estas expresiones no solo aplica para este interesante personaje de ficción, aplica mucho en nuestras vidas cuando sentimos que nuestra voluntad ya no da más, que nuestra fe empieza a flaquear; que el brillo y el calor de los problemas empieza a sofocar nuestra esperanza y que la oscuridad de la noche llena nuestro corazón de temor al no vislumbrar oportunidad alguna de solución.

Cuantas veces en medio de los problemas y de las aflicciones, que extrañamente parecen juntarse todas, como quien dice "este man esta jodido, acabemos de jorobarle la vida", al levantarnos no sentimos fuerza para continuar, deseamos seguir sumidos en el letargo del sueño, esperando que todo termine o desaparezca por arte de magia. Cuantas veces caída la noche no tenemos fuerza para nada, ni para continuar, ni para respirar.

Como dice una canción de gospel "cansado del camino...", hemos buscado soluciones por todos lados, tocado todas las puertas que conocemos y hasta las que no conocemos, hemos llorado, suplicado y rogado por una solución. Sentimos que nuestras oraciones no son escuchadas y que al parecer nadie nos ayuda. El calor de los problemas nos quema como el sol en el desierto, o como Cali al medio día; pero al mismo tiempo sentimos una oscuridad abrumadora donde no hay camino para seguir, porque simplemente no vemos para donde emprender.

En ese momento es interesante recordar este juramento fantástico, "En el día más brillante o en la noche más oscura..." NO IMPORTA EL MOMENTO, no importa las circunstancias, debemos mantener la voluntad, la fe, la esperanza. La voluntad, porque debemos levantarnos, luchar, meterle todo el "perrenque" necesario para salir de la dificultad; la fe, porqué siempre necesitamos el apoyo de lo sobrenatural, en mi caso de Dios, en el tuyo, lo que tu creas (La fuerza, el Buki, kaiosama); y la esperanza, esa capacidad de comprender que no debemos perder la calma... eso que Pandora nos dejó, para que no desfallezcamos.

Pero, como todo lo relacionado con la voluntad, la decisión es tuya, no de la circunstancias. Tu decides si dejarte vencer por el momento y los problemas o levantarte y gritar ... teman a mi poder ¡La luz de linterna verde!

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