lunes, 11 de abril de 2016

Raíces amargas y frutos dulces

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La vida es un camino lleno de enseñanzas, de hecho siempre he considerado que el día que termine si haber aprendido algo definitivamente fue un día que pasó como el dicho "Sin pena, ni gloria", lo interesante del asunto es que también hay muchas cátedras que te repite a medida que avanzas en la vida, como corroborando que la lección fue aprendida debidamente... y otras que parece que le genera cierto "perverso" placer.

De todas las virtudes que nos trata de enseñar no hay una que cueste mayor trabajo que la paciencia y es que es hermanita de la esperanza... la diferencia es que la paciencia no te llena de emotivas expectativas, solo te invita a tener la tranquilidad de saber que las cosas pueden cambiar y que si no es así... lo tomes con tranquilidad... que no hay soluciones inmediatas, ni formulas mágicas para superar las dificultades, solamente hay un camino: calmarte, trabajar, no desistir y soportar todas las dificultades que van llegando.

Desde la infancia nos ha costado trabajo esperar, soportar lo difícil, no obtener lo que queremos "YA". Nacemos con una programación que nos inclina a la inmediatez, queremos recibir todo "ipso facto" y obviamente, sin el mayor esfuerzo posible. Y dependiendo del tipo de crianza con el tiempo se nos va a hacer mucho más difícil. Si tuvimos el infortunio de contar con uno padres consentidores que desconocían absolutamente el vocablo "NO", pues nuestra vida estará llena de tristezas; ahora bien, si la vida los llenó de necesidades, quizá tengamos mayor capacidad de soportar las "clases" de paciencia que nos programa la vida.

Obviamente, esto no significa que cada que "ingresemos" a nuestras clases de paciencia, no vamos a sentir sus amargas enseñanzas... porque en el devenir de la vida no hay elemento que nos sepa más amargo que tener que construir las cosas paso a paso y no es que nos acostumbremos a los caminos fáciles, pero la vida siempre nos conducirá por rutas cada vez más truncadas en las que tendremos que aprender a soportar las dificultades, los rayos, los truenos, la lluvia en los ojos...

Y es que en esta cátedra la vida aprovecha para enseñarnos disciplina, esperanza, fe, organización... porque las dificultades solo las vamos a pasar cuando alcancemos los niveles que la vida espera que logremos... eso sí al final los frutos de haber superado cada uno de estos momentos nos van a hacer llorar de felicidad... de placer por haber alcanzado lo que tanto habíamos anhelado...

Quizá el acelerado paso de los tiempos actuales donde todo parece ir tan rápido, donde la tecnología cada vez es más avanzada y donde acabas de celebrar la semana santa y parece que ya es hora de empezar a colgar los adornos de navidad... no es una invitación a olvidar que la vida sabe que la mayor de la virtudes es la paciencia... tener la tranquilidad para superar todas las dificultades que se vengan, con la disciplina para trabajar en superarlas...

Sin embargo, como todo en la vida, todo es fruto de tu decisión, porque al igual que en la escuela o la universidad existen los atajos, sin embargo ellos no te enseñaran y al contrario de la paciencia, no te darán frutos dulces... sino muy amargos...

No tengas miedo de aprender de la paciencia, ella te enseñara a valorar lo que tienes y sobre todo a valorar a quienes te rodean... además de enseñarte quienes son tus verdaderos amigos.

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