domingo, 15 de enero de 2017

Felizmente amargaado


Sé que en varias ocasiones he tocado este punto desde múltiples aspectos; pero la verdad es que, hasta el momento, no deja de sorprenderme la actitud de algunas personas. El día de ayer, cumpliendo con el plan de empezar fomentar el objetivo de Enredarte (una idea de que tengo con otra persona) de promover la felicidad, planeamos realizar una caminata por un parque de la ciudad entregando caritas felices e invitando a la gente a sonreír.

En esta primera jornada, obviamente, me esperaba la mala actitud de algunas personas; sin embargo, esperaba que al entregarles unas sonrisas en fomi los rostros cambiarían y en la mayoría de los casos este fue el resultado. La gente cambió, sonrió, se alegró y hasta se colgaron la carita feliz en alguna parte del cuerpo. Fue realmente muy gratificante, sin embargo hubo otras actitudes que me parecieron realmente sorprendentes, personas que no solo no sonrieron, sino que rechazaron las caritas, las cuales no tenían costo.

Esto me dejo altamente preocupado, ver la actitud de algunas personas amargadas y con la intención de no cambiar su postura, ni siquiera una pequeña sonrisa, nada, solamente una actitud prepotente donde expresan su constante amargura, como si esto fuera un mecanismo de protección frente a la vida.

Y entonces, vino a mi memoria diferentes espacios donde la gente supuestamente debería estar rebosante de felicidad, pero sus rostros solo denotan una constante amargura e infelicidad: un teatro, un cine, un concierto e incluso una fiesta. Van por cada espacio de la vida con un rostro lleno de infelicidad, de desazón, pareciendo anhelar que su vida estuviera sola llena de soledad, evitando cualquier contacto humano que los saque de su miserable existencia.

Pero al mismo tiempo, esperando que el mundo les responda con la misma actitud y cualquiera que vaya diferente, es tratado con el mayor de los desplantes y maltrato, buscando que se contagien con su inexplicable actitud.

Porque la verdad, quizá, si fuéramos por la vida buscando motivos para tener un rostro lleno de tristeza y amargura, seguramente motivos no nos faltarían: la economía, el desempleo, la inseguridad, el desamor, etc. Pero lo cierto es que con lo difícil que es la vida, para que darle más apoyo amargándonos el camino.

Cierto, la vida en ocasiones parece solo presentarnos espinas y abrojos, caminos llenos de dificultades, de problemas, de aflicciones; pero la realidad es que ir por este camino con un corazón lleno de tristeza y amargura solo nos va a hacer mucho más tedioso el camino, nos lo va a hacer más largo y aburrido… pero nunca nos va a acortar el camino.

En cambio, si empezamos a buscar los motivos para alegrarnos, nos daremos cuenta que arriba de las espinas, están las rosas, que los abrojos nos permiten caminar por un piso más firme y que las dificultades, nos llevan a superarnos cada día. En ese momento cada cosa que nos encontremos en el camino nos hará sonreír, nos dará esperanza; pero sobre todo, nos hará el camino mucho más llevadero.

Ir por la vida con una sonrisa, buscando las cosas buenas que nos trae cada día, nos llena de energía para seguir luchando, para ser felices… como diría aquella vieja canción “oye… abre tus ojos… mira hacia, disfrutas las cosas buenas que tiene la vida” la vida no depende del camino, depende de donde pongamos nuestra mirada.

Así que, en lugar de mirar atrás o mirar al suelo y buscar motivos para amargarnos el camino, es mejor mirar hacia arriba... hacia adelante y esbozar una sonrisa que nos haga mucho más llevadero el camino. En últimas, al igual que la felicidad, la amargura también es una decisión… la diferencia es en como ves tu vida.

No te dejes llevar por los afanes, no te dejes contagiar con la amargura… Decide ser feliz y disfruta de cada cosa que te presenta la vida.

Fuente imagen: http://doctoravillares.es/wp-content/uploads/2014/06/Depositphotos_26797555_s-e1404130948887.jpg

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