sábado, 21 de octubre de 2023

Me levantaré

 


Hace unos pocos días cuando estaba escuchando el sermón, el predicador tomó de base una de las historias más usadas, conocidas y referenciadas: “El hijo pródigo”. Esta relata la historia de un joven rebelde que decide salir de su casa e ir a conocer al mundo, acompañado solo de su deseo de libertinaje y aventura.

 

El relato bíblico, quizá ya conocido en demasía por ustedes, nos muestra cómo este joven, dejándose llevar por el desenfreno y limitado solo por la satisfacción de sus más corruptas pasiones, sigue un camino de desafortunadas decisiones, que lo llevan a terminar en el más lógico de los destinos: un mundo de escasez, de dolores, de pérdidas y miseria. Abandonado completamente por los que se decían sus amigos, por quienes dijeron amarlo, pero sólo gozaron de su desenfreno. Terminó solo, rodeado de dolor, miseria y lamentaciones.

 

Es aquí donde el predicador dio un rumbo especial al relato, y a diferencia de muchas ocasiones donde escuché esta misma historia, mostró elementos que muchas veces los hemos pasado por alto. El primero de ellos es que para generar un cambio en nuestras vidas, debemos mirar a nuestro alrededor y tener la capacidad de reconocer nuestra responsabilidad frente a lo que estamos viviendo.

 

Vimos como aquel joven se dio cuenta de su realidad, en medio de una porqueriza, de hambre y de mugre, ve como todo lo que está viviendo fue su responsabilidad, su culpa, sus decisiones y acepta que el único culpable de eso fue él: “... he pecado contra el cielo y contra ti” no se justificó, no buscó minimizar sus errores. Simplemente aceptó y reconoció su realidad.

 

El segundo paso fue tomar una decisión con respecto a su realidad: “me levantaré e iré…” Él no se puso a buscar culpables, ni a encontrar a quien responsabilizar de su realidad; mucho menos a esperar que llegara alguien a buscarlo, a sacarlo de ahí y llevarlo a un estado de bienestar. Nada de eso; pero tampoco se quedó ahí, solo reconociendo su responsabilidad frente a su realidad o solo tomando la decisión en su mente de cambiar y enfrentar su realidad; ¡NO! ACTUÓ en consecuencia de sus decisiones. Este es el tercer paso: “Y se levantó” Sí, se levantó, emprendió el viaje a su destino y por último, al llegar se mantuvo firme en todo lo que había decidido hacer.

 

¿cuántas veces nos quedamos en los sueños? en muchas ocasiones simplemente nos quedamos en los planes. A veces, nos devolvemos y ya no reconocemos nuestra responsabilidad, sino que damos un paso atras buscando quien pueda ser el responsable, el culpable o el generador de nuestras malas decisiones. Lo bonito de la historia, es que al igual que pasa en la vida de cualquier persona, siempre que cambiemos y hagamos las cosas de manera diferente, vamos a obtener resultados diferentes.

 

El secreto para lograr cambiar nuestras vidas, para transformar nuestra realidad, para dejar de estar tirados en medio de la porqueriza y alimentándonos de las sobras de los cerdos, radica en 4 simples pasos: reconocer que nos hemos equivocado; decidir que no queremos esa vida, que queremos cambiar; actuar, no quedarnos en sueños e ilusiones, en planes sin ejecución, sino levantarnos y empezar el camino; y por último, mantenernos, el camino es largo, pedregoso y difícil; pero una vez empezamos el camino, debemos terminarlo.

 

No es fácil, cuesta lágrimas, humildad y requiere de toda la fuerza de tu voluntad, pero los frutos se van dando. Yo lo estoy haciendo, y si que he llorado, pero te puedo asegurar que no hay mejor decisión. Por lo menos así lo vivo yo.


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