viernes, 26 de mayo de 2017

Enfrentando la derrota


Si hay algo para lo que en definitiva nunca nos preparan es para perder, desde muy pequeños nos educan para ser competitivos, luchar, enfrentar al peor de los enemigos, pero nunca la derrota. Es más, no existe palabra más terrible en el vocabulario de las personas que perder, no hay ofensa más detestable que “perdedor” se perdona una mentada de madre, pero jamás perdedor.

Parece algo inherente a nuestro ser, a nuestra naturaleza competitiva que nos lleva a no aceptar la derrota, la perdida. Ahora, si le sumas las nuevas corrientes filosóficas donde nos invita a un optimismo fanático, peor. Todo a nuestro alrededor nos lleva a rechazar la derrota. Por eso por naturaleza somos malos perdedores y obviamente, unos pésimos ganadores.

Si nos vamos a nuestra bella patria, aquí no se acepta la derrota, escuchas frases tan lindas como: “después del primero todos son perdedores”, “los perdedores nunca progresan”, entre otras. Aquí nuestros deportistas o vuelven con la victoria o no sirven. Obviamente no voy a caer en la ternura de decir que el esfuerzo cuenta… ya escribí sobre eso y no cuenta, al menos para mi.

Pero más allá del esfuerzo, de la victoria o la derrota, lo evidente es que como sociedad no sabemos perder, no sabemos enfrentar la derrota. Disertando un poco sobre el tema, en esas tardes de pensamiento libre, quise ahondar un poco en el concepto de la derrota, de perder, de no ganar.

Y en este proceso, lo primero que vino a mi mente fue el proceso de concepción, desde ese instante estamos en competencia con el otro, solo el más rápido, el más fuerte, el más ágil logra realizar el proceso de fecundación. A partir de ahí, todo en nuestra vida se convierte en una constante competencia, no estamos dispuestos a perder… y al mejor estilo de Jalisco, nunca pierde y cuando pierde ¡arrebata!

Tenemos que ganar a como de lugar, perder es deshonroso. Pero lo que no nos damos cuenta de fondo es que negarnos a perder, es negarnos a aprender, es negarnos a conocernos. Negarnos a perder es desconocer que el otro también es bueno, incluso puede ser mejor. La derrota es parte de la vida, no todos pueden ganar. Los 300 mil espermatozoides no podían fecundar el ovulo.

La derrota y la victoria son solo las dos caras de una misma moneda, una moneda que nos invita a ser mejores, pero mejores que nosotros mismos, no mejores que otros. No es una lucha con otro no es una confrontación con los demás, es una lucha con nosotros mismos, el otro solo es un medio para aprender.

Los otros 299 mil espermatozoides no son más que un clon de nosotros, no le ganamos a alguien más, nos ganamos a nosotros mismos, nos derrotamos a nosotros mismos. No fue una competencia, no fue lucha, dicho de otra forma no hay una victoria. Eso es la vida realmente es entender que no hay una lucha, hay un proceso de crecimiento de entendimiento de aprendizaje.

No hay derrota, porque en la vida no estamos luchando con otros, estamos constantemente confrontándonos a nosotros mismos. El otro, es solo el que me permite conocerme realmente como soy, ver mis debilidades mis oportunidades de aprendizaje. Cuando empecemos a darnos cuenta que no existe deshonra en la derrota… que es tan meritorio como ganar, que el simple hecho de haber participado, de buscar conocerme ya es meritorio, el mundo sería un lugar de crecimiento, de construcción y no de destrucción y lucha.

Darme cuenta que al mundo no vinimos a competir con los demás, vinimos a crecer, es solo un campo de aprendizaje donde el simple hecho de estar ya es un milagro, que el que llegó de último también merece un premio, porque no se quedó en la tribuna, decidió levantarse e intentarlo, esforzarse y no ser solo espectador en la vida.

La vida nos va a dejar golpes, derrotas; pero el hecho de haberlas enfrentado, de haber luchado, de haber caído y haberme levantado ya me hace un campeón. Hay quienes ni siquiera lo intentaron, que ni siquiera intentan vivir. Esa derrota es la oportunidad de conocerme, de saber mis debilidades, mis competencias, mis valores, mis fuerzas… solo aceptando la derrota podré seguir creciendo y siendo el MEJOR… LA MEJOR VERSIÓN DE MI… lo importante no es ser mejor que los demás… es ser mejor que yo.

Así mi amigo… la próxima vez que pierdas, mira que tienes que aprender y procura la próxima ser mejor que tú… por lo menos así lo veo yo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario