viernes, 19 de mayo de 2017

El regalo más preciado


Una de los conflictos emocionales por el que todos hemos pasado en algún momento de nuestras vidas, en especial en fechas especiales, es encontrar el mejor regalo para dar, aquel que exprese todo el aprecio, amor o interés que podamos tener por una persona, ¿cómo lograr a través de un objeto expresar todo lo que sentimos?. Y empieza la búsqueda de detalles de todo tipo: costosos a mano, extravangantes, poco comunes, a la medida, exclusivos… de todas las variedades, colores y sabores.

Nos “pelamos el coco” tratando de impresionar a otros, lo más bello es encontrarnos con las falsas modestias de todos, expresiones de cajón como “lo importante es el detalle”, “no tenías que molestarte”, entre otras muchas que salen a relucir; cuando lo cierto es que, en lo profundo del inconsciente, muchas de las personas creen que lo material, tangible y evidentemente costoso, siempre será lo mejor.

Sin embargo, y después de todos los embates que me ha dado la vida, en uno de esos momentos de desocupe y disertación quise pensarme cual podría ser realmente el regalo más valioso, más preciado, más significativo y trascendental.

Y en medio de muchos “ires y venires” pensando desde el regalo de un avión, un castillo, un vehículo hecho de oro puro… desde lo material hasta lo “Trascendental” como la “pruebita” de amor, no lograba encontrar algo que, desde mi realidad, realmente valiera la pena. Muy  desde mi percepción el mejor regalo, el más valioso tenía que cumplir con algunas condiciones que lo harían especial:

En primer lugar, debe ser algo difícil de conseguir, escaso, totalmente difícil de recuperar y entonces lo material salió de la lista. Todo lo material se vuelve a recuperar, se puede volver a conseguir. Conozco gente que ha quedado a deber muchísimo dinero, que ni con el baloto pagaría todo y aun así se recupera y sale.

Debe ser algo que incluso para me represente, que no le pueda dar todo el mundo, entonces pruebita de amor, salió, porque hay quienes parecen modelos de protocolo en lanzamiento de un producto, dando degustaciones a todo el que pasa.

Y entonces llegué a una conclusión, desde mis gustos, lo mejor que le puedes regalar a alguien es tu tiempo, ese nunca volverá, es irrecuperable, el tiempo que hayas dado nunca volverá a ti. Ni siquiera podrás recuperar un segundo, un minuto o una vida. El tiempo que le dediques a alguien no se lo podrás “compartir” a otra persona, porque ese tiempo “ya lo usaste”.

Dedicarle tiempo a una persona, escucharla, mirarla a los ojos, hablarle, hacerla reír, abrazarla en momentos de dolor. Estar en tus momentos de cansancio, cuando lo que más desearías es estar en brazos de Morfeo… cediendo incluso tu tiempo, contigo, ese realmente es el mejor regalo que puedes dar.

Cierto, hay muchos ciegos que no ven más allá de lo económico, de lo tangible, que no se dan cuenta que el tiempo será lo único que al usar no se podrá recuperar, esos, jamás sabrán valorar ese precioso regalo.

Pero si tomas conciencia de lo importante y valioso del tiempo, sabrás que ese precioso recurso no se debe desperdiciar con cualquiera, que tu tiempo es para que lo dediques a quien lo valore, a quien lo aprecie, a quien mire más allá de lo tangible y perciba lo trascendental. A quien te devuelva tu regalo, con un regalo igual.

A quien cuando tú le dediques tu tiempo, te dedique el suyo y no a un dispositivo móvil…


Por eso, a partir de este momento, mi tiempo se lo dedicaré a quien lo sepa valorar, quien lo estime más que el oro y las piedras preciosas, y me retribuya dándome su bien más preciado… su tiempo.

Fuente imagen: https://coachingcoactivo.files.wordpress.com/2015/06/tiempo.jpg

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