miércoles, 8 de febrero de 2017

¿Llegando al final?


Uno de los momentos tristes en cualquier historia es ir llegando al final, cuando estamos leyendo un libro o cuando estamos viendo una película y se acerca esa terrible expresión “Fin” nuestro corazón se acelera, nuestra respiración se vuelve jadeante, incluso nuestras pupilas se dilatan. Nada nos causa más frustración y tristeza que ver que el final de algo llega.

Siempre creemos, como en aquella película de la infancia, que las buenas historias no tienen fin, que son una historia sin fin… o que como en los cuentos de hadas, terminará con esa idílica expresión “Y vivieron felices, por siempre” pero a veces las películas, los libros y las historias tienen esa terrorífica expresión… final.

Algunos dirán que es nuestra concepción de eternidad, otros que es algo cultural, pero lo cierto es que en nuestro corazón no hay nada más difícil de aceptar que, a veces, querámoslo o no, las cosas tienen un final. Los más optimistas tratan de ocultar sus sentimientos con expresiones como “el final de algo, solo es el comienzo de otra cosa”, pero la verdad creo que solo es una forma de ilusionarse con nuevos inicios… porque a veces un final es solo eso, un final.

En ocasiones, llegas al final del camino, no hay nada más, solo un final. Llegas a la pasta de ese libro, de esa maravillosa historia que te emocionó, te dio alegrías, te dio tristezas, te hizo llenar de emociones y no quieres que termine… deseas con fervor que el escritor le agregue unos capítulos más, luchas con todas tus fuerzas para que no termine… procuras leer más despacio simplemente quieres que no termine, no quieres aceptar que eso se acerca.

Te aferras con todas tus fuerzas y esperanzas para que se mantenga, para que la historia no termine, para que al igual que una serie de televisión los escritores agreguen unos capítulos más, pero quieras o no aceptarlo a veces es el final.

Tratas con fervor de volver a leer el libro, pero pareciera que ese libro ya no quisiera ser leído por ti, te esfuerzas porque las emociones que sentías vuelvan a nacer, pero ese libro lo único que quiere es que haya otro que lea su historia, lo dejas en un anaquel para ver si en algún momento los sueños y deseos de ser leído por ti vuelvan a surgir… pero simplemente ya lo terminaste, bien o mal, apurado o distraído, con emoción o con un poco de desdén, ya simplemente ese libro necesita ser leído por alguien más.

Y en ese momento te das cuenta que ese libro, que esa historia se marco, que aunque quieras iniciar un nuevo libro, ya no es igual. Anhelas que se pudiera volver a leer, deseas regresar el tiempo y que la magia que alguna vez tuviste volviera a nacer, pero ya no puedes hacer nada… el tiempo pasó y esa historia llegó a su fin.

Y te das cuenta que en algunos momentos la solución no es leer otro libro o ver otra historia, a veces lo único que te queda es escribir tu propio libro, crear tu propia historia, porque buscar otra, solo te va a llenar de un vacío terrible al darte cuenta que no es tan bueno como el anterior… que ese, el cual terminaste a regañadientes, no tiene remplazo.

Y entonces es el momento de quedarte en el borde del camino, porque ya no hoy más para donde avanzar, llegaste simplemente al final del camino, es simplemente el momento de sentarte y esperar que la vida continúe… quizá, si estas de buenas, haya una secuela de la historia, una segunda parte, pero tu simplemente no eres el escritor… en ocasiones dicen que las buenas historias tienen segundas partes… a veces los caminos continúan, otras simplemente te toca aceptar quedarte con el recuerdo de la historia.

Aceptar que quizá ya llegaste al final del camino, pero no siempre la solución es buscar un nuevo camino, a veces es bueno simplemente quedarse al borde y acampar, mirando hacia atrás recordando lo maravilloso que fue el camino y que no quieren avanzar más.

Aceptar el final, darse cuenta que no significa un inicio, solo significa eso, el final… ahí solo queda abrazar los recuerdos y dejar que el libro quede en manos de alguien más, esperando que a diferencia tuya, abrace mejor la historia de lo que tú lo hiciste… y tener claro que cuando regalas un libro, ya no tienes dominio sobre él, ya lo diste… es más dañino tratar de leer unas páginas cuando ya no es tuyo.


Así que con el dolor de mi alma, hoy estoy aceptando que esta historia, que este maravilloso libro llegó a su final… solo me queda esperar que su autor quiera continuar la historia y, sino es así, empezar a escribir el mio, teniendo siempre el maravilloso recuerdo de esa historia, de ese libro que tantas alegrías me dio y tantas enseñanzas me dejo… por lo menos de mi parte no pienso empezar otro.

Fuente de imagen: https://mejorvendedor.files.wordpress.com/2013/08/vida-despues-de-la-muerte.jpg

No hay comentarios.:

Publicar un comentario