viernes, 17 de febrero de 2017

El camino a lo desconocido


Los seres humanos a medida que vamos creciendo vamos dejando en evidencia, hacia los otros, ese anhelo de controlarlo todo, de calcularlo todo, de tener el poder y dominar cada elemento que se cruza a nuestro alrededor. Obvio, hay quienes han logrado disfrutar de la vida sin caer en ese temible y autodestructivo abismo que significa querer controlarlo todo.

Es este anhelo de control el que, disertando un poco sobre el tema, nos lleva vivir una de las emociones más terribles y aterradoras que podamos experimentar, El miedo a lo desconocido, esa sensación que nace en cada decisión que tomamos, que cada día al despertarnos nos invade el alma al no saber qué va a pasar, como van a resultar las cosas.

Pensar, cada vez que vamos a tomar una decisión, qué va a pasar, cuáles serán las consecuencias, cómo me voy a sentir, a quién voy a lastimar. Sentirnos en un sendero a lo desconocido, caminando en medio de un bosque donde no sabremos cómo serán las cosas; y entonces ese temor nos empieza a invadir el cuerpo.

Empezamos a aplazar nuestras decisiones, vamos buscando excusas para no tener que confrontar ese futuro, para no tener que tomar esa decisión. Pensamos que el tomar una decisión nos va a amarrar para toda la vida. No encontramos un mecanismo para controlar lo que puede pasar. Tratamos con todas nuestras fuerzas de encontrar como dominar las consecuencias.

Y entonces, vemos el futuro como algo incontrolable, desesperanzador. Nuestra mete se llena de angustias, de frustraciones y no queremos que el mañana llegue, porque nos sabemos que nos va a traer. Queremos encerrarnos en una burbuja donde no tengamos que pensar en el futuro. En ese camino desconocido, solo queremos que todo se detenga.

Pensamos muchas veces que es mejor posponer nuestras decisiones y no tener que enfrentar las consecuencias, que si dejamos que todo siga su camino, quizá mágicamente se solucione y no sea necesario jugar a ser Dios,  tomando decisiones.

En ocasiones deseamos ser simplemente una máquina que no debe tomar decisiones, que no tiene que pensar y planear su futuro. Que eso de planear y soñar es tortuoso y desgastante, al fin y al cabo las cosas nunca resultan como queremos y entonces para que llenarnos de frustraciones, para que matarnos la cabeza pensando.

Pero esto solo nos hace perder las esperanzas en vivir, vamos incrementando el miedo a la vida y llega el momento donde tenemos más miedo de estar vivos que de morir, incluso llegamos a ver la muerte como algo muy deseado, como un descanso donde no tendremos que enfrentar decisiones, ni futuros inciertos, solo un final y ya.

Es entonces donde debemos dejar de lado el deseo de control, la vida se hizo para ser disfrutada para ser vivida, para correr, para respirar, para amar, para ser feliz. Para cantar a vos en cuello de alegría en medio de las calles. Para caminar sobre el pasto sintiendo el rocío de la mañana. Que la vida no debe ser controlada para ser disfrutada.

Que soñar y planear no es una pérdida de tiempo, no es para controlar nuestro alrededor para lo que soñamos y planeamos, es para prepararnos a nosotros mismos a enfrentar cada reto que nos ponga la vida en el camino.

Darnos cuenta que las decisiones son las formas como vamos enfrentando la vida y que no debemos aplazarlas, que quizá nos equivoquemos, pero ganaremos experiencia conocimiento. Y sobre todo, que sin importar que hayamos decidido, mientras estemos vivos podemos dar un giro, podemos retractarnos y cambiar. No somos uno autómatas que no podamos arrepentirnos y volver a decidir.

Entender que a medida que vamos creciendo y que el tiempo va pasando vamos aprendiendo y por tanto podemos cambiar nuestras decisiones y nuestras opiniones, que la firmeza y rigurosidad debe ser en los valores, no en las decisiones.

Ver como poco a poco ese bosque a medida que lo vamos caminando nos va mostrando bellas y fascinantes cosas, que lo que veíamos con temor, lo podemos ver con curiosidad y enfrentar lo desconocido con la mejor de las energías.


Entonces, sin importar que nos traiga la vida, sin importar que reto nos imponga, nuestra actitud nos ayudará a superar cualquier problema. Así que deja de temer… vive, difruta, deja de temer.

Fuente imagen:http://venderenlared.com/wp-content/uploads/2012/05/miedo-a-lo-desconocido.jpg

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