miércoles, 22 de noviembre de 2023

NO FEAR

 


Hace algunos días viene rondando mi cabeza una conversación entre crítica y jocosa con una de las personas que más me ha influenciado en la vida para ser mejor, en esta crítica me acusaba de no tenerle miedo ni a Dios mismo con mis comportamientos, los cuales sin negarlo a veces cruzan la delgada línea de la valentía y se convierten en osadía.

Pero más allá de mis comportamientos osados o incluso, en algunos momentos, limitando con la irresponsabilidad; me quedé disertando frente al concepto del miedo. Esta no se puede negar que es una de las emociones más naturales y presentes en cada una de las etapas de nuestra vida. En las medidas justas es el factor fundamental para lograr nuestra supervivencia en los entornos más tenebrosos y en los escenarios más peligrosos.

Recuerdo mucho que una de las películas favoritas de mi infancia “aracnofobia” el personaje más “temeroso” y quien mayor precaución siempre mostró frente a los antagonistas de la película, las incomprendidas arañas, fue el único que al final lograr sobrevivir y derrotar a todo el ejército de octópodos que buscaban erradicar la vida en aquél apartado pueblo norteamericano.

Y entonces en mi disertación no podía dejar de pensar que en muchos casos, era evidente que el “miedo” en sus debidas proporciones, era realmente un medio para superar los más desafiantes peligros y lograr sobrevivir ante las pruebas más fatídicas que la vida nos presenta. Pero, como todo en la vida, cuando esta emoción supera los estándares necesarios para nuestra supervivencia, simplemente nos transforma en seres inertes que ya ni siquiera existen.

Cuando el miedo, nos embarga, cuando nos impide vivir, cuando incluso no lleva a olvidar la importante de la vida, como el amor, como la felicidad y nos relega a un estado casi vegetativo, es entonces cuando en lugar de brindarnos la sana protección de nuestra supervivencia, se convierte en una prisión de la cual solo la muerte nos podrá librar.

No hay argumento que nos convenza de enfrentar el miedo, no hay razón, ni lógica que nos lleva a dejar nuestros temores aún lado y avanzar, solo hay una forma de superarlo y es llenar nuestros corazones con dos emociones mucho más poderosas: amor y esperanza. Solo el amor y la esperanza logran neutralizar la fuerza que el miedo ejerce sobre nosotros.

Solo el amor de una madre la puede llevar a enfrentar una jauría por rescatar a su hijo, solo la esperanza de un mejor mañana nos puede motivar a dejar nuestros miedos y lanzarnos a emprender un nuevo camino. Así que, si queremos crecer, si queremos lograr nuestros sueños debemos enfrentar nuestros miedos, llenando nuestros corazones con todo el amor que podamos y toda la esperanza que nos queda y emprender el viaje por lo que queremos

En otras palabras, Como lo veo yo, el miedo en sus justas proporciones, pero el amor y la esperanza desbordando nuestras vidas.


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