sábado, 5 de noviembre de 2016

Silencios que envenenan


Hace algunos años una persona muy especial me enseño que las cosas que se piensan y no se dicen “generan cáncer”, que siempre debíamos expresar lo que sentíamos, que guardar eso nos iba destruyendo poco a poco por dentro, hasta que ya no pudiéramos más, casi como dice una imagen por las redes “No es lo que decimos lo que nos mata, es lo que no expresamos lo que nos destruye”.

Lo triste es que muchas veces nos guardamos nuestros pensamientos, creemos que las personas deben suponer lo que sentimos, que lo que nos molesta es evidente para los demás, en muchos casos llegamos a conjeturar y a suponer que “si el otro nos conoce, debe saberlo” y vamos por la vida guardando y almacenando todo lo que sentimos y pensamos.

Nos vamos por la vida haciendo las cosas que no nos gusta, por el simple hecho de guardar en el corazón todo lo que nos hace daño, para no ir a lastimar a los demás o porque los demás deberían saberlo… y olvidamos que simplemente los demás son diferentes, no saben lo que sentimos, no sienten como nosotros, es más, aunque parezca increíble, no piensan como nosotros.

Y poco a poco, todo eso que callamos, todo eso que guardamos va envenenando el corazón, nos va destruyendo paso a paso, como si estuviéramos tomando un veneno en dosis muy pequeñas y sin darnos cuenta nos va destruyendo, primero mata nuestras sonrisas, luego mata nuestras esperanzas y por último mata nuestro deseo de continuar.

Vamos sintiendo que el mundo no está hecho para nosotros, nos aislamos sentimentalmente y creemos que estamos hechos para sufrir, que esta injusta vida nos trajo al mundo solo para derramar lágrimas… lagrimas que no siempre son visibles, que a veces son internas para que el mundo no nos vea llorar, pero nuestro corazón siempre está así… melancólico y desesperanzado.

Creemos que le hacemos un bien a los demás al no decir lo que sentimos, al no expresar lo que nos molesta, a seguir aguantando las tristezas de la vida sin hacer nada, simplemente sufriendo y llorando por dentro… perdemos amores y personas valiosas porque nos llenamos de sentimientos sin expresar y dolores sin mostrar.. Hasta que todo revienta.

Pero nunca es tarde para cambiar, nunca es tarde para renacer, para expresar lo que sentimos, para que ese cáncer no nos mate por dentro… Siempre que estemos vivos tenemos la posibilidad de renacer como el fénix de nuestras cenizas y soltar, decir, gritar, llorar… pero no guardar.

La vida no nos trajo a guardar nuestros sentimientos, no nos trajo a guardar lo que nos molesta, no nos trajo a aguantarnos lo que no nos gusta… nos trajo a vivir, a expresarnos, a sentir… a decir… nos trajo a ser felices.

Y aunque alguien nos pueda decir que la felicidad son momentos, no, la felicidad es un camino, un camino donde vivimos fuerte e intensamente, donde no hagamos las cosas por “compromiso” donde hagamos lo que hagamos sea por amor, sea porque queremos, porque nos nace hacerlo.

Vive, no lo dejes para mañana ¡hoy es el día!, expresa, di, deja de hacer lo que no te gusta, libérate de lo que te hace cautivo, vive la vida intensamente, no almacenes sentimientos ni dolores, guarda recuerdos, sonrisas… guarda en tu corazón lo que te hace grande…

Y sobre todo, recuerda que la única persona de la que realmente eres responsable eres tú mismo y cuando realmente vivas, podrás ayudar a otros a vivir.



Fuente imagen: http://fmdelpuebloazul.com.ar/fm/wp-content/uploads/2015/05/SILENCIO.jpg

No hay comentarios.:

Publicar un comentario