viernes, 16 de diciembre de 2016

La aterradora soledad


Toda la vida me he considerado una persona “más o menos” valiente, siempre he sido de los que se le mide a cualquier reto que le propongan y desde niño, ni la obscuridad me ha detenido para reír, caminar o disfrutar, por el contrario, parecía disfrutar de la obscuridad. Aunque no voy a presumir mucho, hubo mis momentos de susto.

Mi infancia la viví al lado de, los que considero, los personajes más terroríficos del séptimo arte: Freddy Krueger, Jason Voorhees y Michael Mayers. Siempre he pensado que Dracula, el hombre lobo y monstruo de Frankenstein “Comen chitos” al lado de los tres primeros, porque a diferencia de los otros, los primeros son inmortales, nada los puede destruir y son capaces de atacarte hasta en lo más íntimo de tus sueños.

Obviamente el “séptimo arte” siempre busca la mejor forma de asustarte y que no puedas dormir sin tener la luz prendida o sin que ninguna de las partes de tu cuerpo salga de la sábana. Hoy por ejemplo encontramos algunos como Anabell o Samara Morgan, quienes te vienen a sembrar el terror hasta en lo más profundo de tus entrañas.

Sin embargo, a pesar de todos estos grandes personajes e historias de terror, lo único en mi vida que logra erizarme hasta lo más profundo de mis entrañas, lo único que realmente me hace temblar de miedo y llorar desconsoladamente, es “la aterradora SOLEDAD!”… y no me refiero a estar solo, comer o ir a un espectáculo solo, ni siquiera a sentarme en un bar a tomarme una cerveza (Ya van a decir que soy alcohólico).

No, mi temor va muchos más allá, es el miedo a pensar que no le importo a nadie, a pensar que voy a llegar a la habitación donde duermo y estaré solo, que no tendré a quien abrazar, a quien besar, que no tendré a quien amar y mucho menos alguien que me pueda amar, no tener con quien desear despertar y no solo dormir.

Y en muchos momentos de mi vida esta incontrolable fobia, a este terrorífico personaje (La soledad), me hizo rodearme de personas destructivas, personas que me generaban más tensión y estrés que tranquilidad, pero prefería aguantarme ese tinto recalentado o los cuernos de una niña indefinida o las excentricidades de una dama de cuatro décadas, que tener que enfrentar mi mayor miedo.

Pero llegó el momento, donde al ver la situación de vida de alguien muy cercano a mí, que en el afán de huir del dolor y la soledad se acompañó de un personaje, al cual nunca había vislumbrado como pareja, que recordé aquel viejo dicho de los abuelos “Más vale solo, que mal acompañado”.

Y entonces empecé a recordar como en muchas ocasiones, por el afán de no estar solo, me rodee de personas que terminaron siendo más perjudiciales que benéficas para mi vida, tanto “amigos” (Entre comillas, porque nunca lo fueron), como parejas y entendí que la sabiduría de los ancianos es el resultado de muchas experiencias de vida.

Cuantas veces por miedo a la soledad terminamos destruidos, derrotados, traicionados, perdidos. Cuantas veces en ese afán de estar rodeados y “acompañados” terminamos perdidos, dejando ser quienes realmente somos, ocultando nuestros sueños y deseos, mintiendo y engañando solo por mantener en nuestras vidas personas que realmente no queremos.

Y fue entonces donde tuve que enfrentar este aterrador miedo y descubrí algo aún más importante, no era a estar solo a lo que le tenía miedo, era a estar solo conmigo mismo, era miedo a conocerme en realidad, porque cuando estaba rodeado de personas no era yo quien estaba ahí, era la persona que ellos querían ver en mi la que estaba.

Estar solo me ha llevado a conocerme, a saber quién soy, a no tener miedo a ser aceptado o rechazado, simplemente a aceptarme yo. Es duro, sobre todo llegar a una habitación de un apartamento solitario y pensar en la mujer amada en otra cama, pero mientras que la vida así lo estime seguiré compartiendo este camino con el ser humano más interesante que la vida me ha permitido conocer… YO

Te invito a que no tengas miedo a la soledad, que no temas conocerte, a veces la vida nos invita a recorrer algunas distancias solos para que aprendamos a apreciar algunas cosas que estando acompañados no tendríamos la posibilidad de ver… es como salir a caminar en medio de la naturaleza, si vas solo tendrás más posibilidad de disfrutar de la belleza que te rodea, que si vas acompañado… esa persona llegará o volverá a tu vida cuando sea el momento indicado.


Recuerda, la única forma de superar los miedos, es enfrentándolos… vale la pena.

Fuente imagen: http://www.sanar.org/files/sanar/la-soledad-puede-afectar-la-salud.jpg

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