martes, 2 de enero de 2024

Los pilares de la miseria



    Uno de los mayores anhelos de los seres humanos está relacionado con la abundancia, lograr una vida sin escases, sin necesidades económicas está generalmente asociado el éxito y la felicidad, alcanzar, de cualquier forma, ese estando en el que no tengamos escases materiales es considerado el mayor nivel de desarrollo. Y aunque siempre he considerado que la felicidad y el éxito no están medidos solamente por la presencia del factor monetario o la riqueza económica, tampoco se puede negar que alcanzar una buena calidad de vida, siempre está amarrado en una u otra medida, a que nuestras vidas no vuelvan a pasar por los caminos de la escasez y la necesidad.

    Y dándole vueltas al tema y disertando de porque muchas veces no logramos avanzar y salir de los procesos de miseria en los que a veces parecemos estar enfrascados, no solo como personas, sino en general como sociedad latinoamericana, lo que es demasiado extraño al ser una sociedad altamente rica en recursos naturales, además de serlo en las capacidades personales, nos deja entonces con la inquietud de conocer cuáles son las motivaciones o factores que influyen para que no solo como individuos, sino como sociedad, mantengamos constantemente en estados de miseria y escasez.

    Fue entonces donde, pensando en cuales son los comportamientos más comunes que nos identifican como personas y como sociedad, donde llegue a la conclusión de que, en ambos casos, tenemos tres comportamientos que se han convertido en pilares, en regentes de nuestra vida y que son los que nos han llevado a mantener una vida donde la ausencia de abundancia es persistente y muchas veces son cortos los periodos de tiempo donde estamos en comodidad y luego volvemos a los largos lapsos de vivir con el cinturón apretado y el bolsillo corto.

    El primero de estos comportamientos es el resentimiento, ni como personas, ni como sociedad logramos dejar el pasado donde debe estar, en el olvido; sino que constantemente estamos trayendo el pasado al presente para llenarnos de rencor y de odio, especialmente si a través de este podemos culpar a otra persona de nuestra lamentable, precaria y patética situación. Guardamos en el corazón como si fuera el más preciados de los tesoros, el resentimiento hacia otros que nos hicieron daño, pero nunca, ni por casualidad somos capaces de dejar eso en el olvido y continuar. Por ejemplo, ya son más de 400 años del descubrimiento de américa y todavía consideramos que el oro que nos robaron los españoles nos ha dejado en la miseria, 4 siglos y seguimos sin poder superar un robo.

    El segundo, va muy ligado al primero y es la constante búsqueda de un culpable, nosotros nunca fuimos los responsables, nosotros nunca hemos sido los causantes de nada, solos somos las víctimas; ya sea de la sociedad, de nuestros padres, de nuestras parejas y hasta de nuestros hijos, pero nunca hemos tomado la responsabilidad de aceptar el papel protagónico que tenemos en lo que logremos o no como personas. Al mejor estilo de Adán en el paraíso, nuestra respuesta ante cualquier situación adversa y la pregunta de lo que nos pasa mal, se asemeja a la respuesta del primer hombre sobre la tierra “la mujer que tú me diste” y es que al igual que este irresponsable, nosotros nunca somos capaces de asumir la responsabilidad sobre nuestros actos y sobre sus consecuencias.

    Por último y ligado directamente a los dos pilares anteriores tenemos la constante búsqueda de un mesías, lo cual va de la mano con no tomar nunca responsabilidad frente a nuestra realidad y nuestras decisiones, siempre estamos a la espera de que alguien, nuestra pareja, un amigo o el político de turno tome las decisiones necesarias para que yo deje de estar como paloma, cada dos pasos, y como si fuese fruto de un hechizo, nuestra vida tome el rumbo que nosotros siempre hemos querido, pero nunca hemos tenido la capacidad de conducirlo.

    En otras palabras, el tomar las riendas de nuestras vidas, aprender a perdonar y asumir la responsabilidad tanto de nuestros actos y decisiones, como de sus consecuencias, en un trasfondo profundo y metódico pueden no representar el secreto absoluto para tener una vida llena de abundancia y comodidades, pero lo que sí es definitivamente claro, es que la ausencia de estas características son la base fundamental para mantener una vida llena de altibajos, necesidades y penurias. Por lo menos así lo he vivido yo.

 

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