Caminando con mis dos hijos
pequeños, uno de estos bellos medios días de Santiago de Cali, con esa agradable temperatura que acostumbra por
estos días, uno de mis hijos, un poco agobiado por el calor y el hermoso sol
canicular, me preguntó ¿por qué hay verano?, ¿por qué no solo hay un clima
suave y agradable?. Valga aclarar que mi retoño
solamente tiene 6 años.
Buscando una respuesta acertada y
contundente, y sobre todo, que evitara un mayor cuestionamiento, pues yo me
encontraba igual de fatigado por la temperatura, me puso a patinar un poco
sobre la respuesta. Por mi cabeza rondaron respuestas tan técnicas como la rotación
del sol, la disminución de la capa de ozono, nuestra ubicación ecuatorial… pero
eran un poco avanzadas para su corta edad, además de asegurar mayores cuestionamientos.
Caminamos otros metros antes de
encontrar una respuesta, la verdad fue que estuve disertando un poco sobre el
tema ¿por qué enfrentamos esos climas tan exasperantes en la vida?... fue
interesante pero la única respuesta que vino a mi cabeza fue más existencial
que física o climatológica: Mi querido
juan, porque la vida nos quiere enseñar que la única forma de saber que existen
cosas buenas y agradables, es a veces, recordándonos que también existen otras
duras y molestas, solo cuando pasamos por veranos tan calurosos recordamos, lo
importante de disfrutar otros momentos más agradables.
De forma interesante, y esperando
una mayor inquietud, su pequeña mente solo dijo: entonces que bueno que existe el verano. En ese momento me sentí
satisfecho de lograr que no continuara la cuestión y que llegaramos a nuestros
destino. Sin embargo, la pregunta y la respuesta, me ha venido dando muchas
vueltas en la cabeza estos días, y valga la pena decir que mi cabeza es tan
grande que eso toma días.
Cuantas veces pasamos por nuestras
vidas por esos veranos asfixiantes, que matan cualquier esperanza quemada sobre
una acera, cuantas vece vivimos esos calores donde nos llenamos de desesperación.
Nos llevan, en momentos, incluso a olvidar que tuvimos buenas experiencias, que
también reímos, que no solo sufrimos, que amamos y fuimos amados.
Cuantas veces en medio de esos extremos climatológicos olvidamos los
buenos momentos y solo pensamos en maldecir
lo que estamos pasando, olvidando que ese sol canicular solo nos está invitando a recordar que pronto llegara la
primavera, que también habrá un otoño y después de este un invierno.
Que lo que nos pasa, que esos
momentos difíciles, sólo son una oportunidad para agradecer que también
existieron los buenos momentos y que seguramente después de los difíciles, también
vendrán los buenos. A veces, cuando nos sentamos a recordar en medio de ese
sofocante sol, tendemos a borrar por
un momento que no solo hemos llorado, que también hemos reído.
Y fue ahí donde la respuesta de mi
hijo me sorprendió por lo sabía de su reflexión: entonces, que bueno que existe el verano. Y eso es lo que más
deberíamos recordar, que bueno existe el verano, porque solo en el aprendemos y
cambiamos. Qué bueno que nos recuerde que en la vida no debemos caminar sin
pensar, que debemos prepararnos, que debemos evaluarnos.
Qué bueno que llegan los veranos
para mostrarnos lo bueno y lo malo, para exigirnos ser mejores, para llevarnos
a cambiar, a mejorar, a crecer. Qué bueno que la vida no solo nos deja vivir la
primavera, porque entonces no sabríamos valorarla, solamente se volvería un paisaje el cual pasaríamos por alto
tarde o temprano.
Y en ese momento quise tener la sabiduría
de mi hijo en muchos momentos de mi vida y no renegar por vivir un verano
doloroso, sino haber encontrado que aprender, haber visto lo bueno que la vida
(Dios, el Buki…) me había permitido vivir y recordar, que así como me encontraba
en un doloroso y asfixiante verano, podría volver a vivir una tranquila
primavera, sino me quedaba simplemente sentado lamentándome por estar sufriendo
ese sofocante calor.
Así que, desde que reflexione sobre
eso, he decidido que cada vez que la vida me presente un caluroso verano,
solamente me pondré mis bermudas y me iré a disfrutar de un paseo de rio, para
aprender a disfrutar de cada cosa que la vida me ofrezca.
No permitas que los veranos te hagan
olvidar lo bueno, haz que se conviertan en una oportunidad para recordar que
también viviste primaveras y que pronto, como todo ciclo, las volverás a vivir…
verás lo corto que se te hace el verano.
Fuente imagen: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3eiJ4yT-Va663D1dpAUdQSQEbKu6pgBlxm_zAj3F7WHNEK0gmthgbBncT5NvHl0OoKswj4iZl9vmfrgCFLyspGCYoUbKOAbsS2uFpaqe5oYqPIWXOkLcu8Y0Wo1VjCxaSH_WDfkmMaCA/s640/sol-en-el-cenit-588x257.jpg
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