Los abuelos acostumbraban a decir “No
hay peor ciego, que el que no quiere ver” haciendo referencia a ese sin número
de personas que acostumbran a enceguecerse, no ver las evidencias, simplemente
creer o seguir sus pensamientos o ideas, pasando incluso por encima de los
demás. Dicho de otra forma, una partida de fanáticos extremistas, convencidos que
la verdad ABSOLUTA está en ellos.
Estas pasada elecciones han dejado más
que en evidencia esos comportamientos fanáticos según los cuales no pueden
existir puntos medios. Es una lucha donde se ha vuelto a las posturas maniqueístas
donde solo hay dos caminos: malos o buenos. Y cada lado toma acciones
ofensivas, insultantes, intimidatorias y discriminatorias que estigmatizan y
descalifican a todos los que piensen diferente.
Lo más interesante de este entorno
lleno de personas vendadas que buscan arrastrarte hasta sus posturas, es que
entre más relacionado esté el discurso de “paz y reconciliación” más agresivo,
insultante y descalificador va a ser el trato de la persona hacia la otra. Eso
sí, para fortalecer y dejar aún más firme su postura, todo dialogo o discusión
lo va a cerrar con “mejor no hablemos de política”
Es como ver un grupo de hinchas
enceguecidos o religiosos que han encontrado el camino de la VERDAD y nada,
absolutamente nada, diferente de su realidad y de su forma de ver el mundo es
bueno o puede tener algo de razón. Se vuelve un discurso de odios y extremos
donde si estas en la orilla opuesta es por ODIAS AL OTRO o por el contrario porque
solo eres un ignorante extremo.
Sus líderes, en la mayoría de los
casos incrementan el incendio de estas posturas fomentando, aún más, la
estigmatización del otro. Su palabras y mensajes siempre van en la vía de
difamar y descalificar al otro. Haciendo ver que quienes estén en ese camino solo
quieren lo malo, lo perverso y sus seguidores lo creen completico.
Que importante es en ocasiones
quitarse la venda de los ojos y poder asimilar que el otro, a pesar de las
diferencias, tiene una historia, un camino y una forma de ver el mundo. Que los
odios fundamentados en la polarización solo logran consumir la sociedad,
destruirnos y llenar de veneno nuestra vida y nuestro corazón.
Pero el primer paso, es aprender que
en el mundo y en la realidad en la que vivimos no hay “ángeles y demonios” hay
seres humanos con aciertos y errores. Que los seres perversos, malos y con
comportamientos patológicamente destructivos, están en los psiquiátricos y en
las noveles literarias, quizá en el cine. Pero en la vida cotidiana estamos personas
con deseo de crecer y no de dañar.
Cuando nos damos la oportunidad de
escuchar al otro y ver su historia, su vida, sus deseos y sus convicciones, me
daré cuenta que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Cuando
aceptamos al otro podemos ver que sus ideas no son tan diferentes de las otras.
El segundo a empezar a vivir en la búsqueda
de los hechos y lo demostrable, evolucionar un poco de ese campo de las creencias
por “fe” y empezar a creer por lo que se puede demostrar y comprobar. Bajarse
de las “teorías” conspiracionistas que nos llenan la mente de fantasías y odios,
pero que al final de cuentas nos conduce, como una religión, a creer en algo
que no existe.
Cuando te alejas de las concepciones que
no se pueden demostrar, te estás acercando a la racionalidad y a aceptar la realidad
de la persona que tienen en frente. En ese momento los tonos empezarán a cambiar,
ya no solo serán buenos y malos, blancos y negros; sino que los tonos grises
empezarán a aparecer frente a tus ojos.
Por último, pero no menos importante,
tomar una elección entre ser feliz y tener la razón. Muchas veces estamos ansiosos
por tener la razón, por conquistar el conocimiento, la mente y el corazón del
otro. Pero a veces esa búsqueda nos lleva a distanciarnos de personas maravillosas,
que a pesar de sus “creencias” y convicciones, son especiales en nuestras
vidas.
En ese momento, cuando eliges entre
ser feliz o tener la razón, te das cuenta de que por encima de esas creencias y
esa búsqueda de la superioridad, nada es más importante que ser feliz.
Por eso, mis queridos amigos, los
invito de todo corazón a que nos quitemos las vendas y dejemos de ser esos
ciegos encolerizados, para ser seres humanos felices, conciliadores y amorosos.
Fuente imagen: https://www.guioteca.com/psicologia-y-tendencias/fanatismo-como-reconocer-a-un-fanatico-que-puede-volverse-peligroso/