Una de las sagas juveniles más
famosas de los últimos años es la de los juegos del hambre, en la película hay
un pequeño diálogo entre el presidente de ese mundo apocalíptico y el encargado
de los juegos del hambre en relación con la esperanza. En ese breve dialogo el
presidente expresa como en ocasiones el mayor mecanismo de represión puede ser,
en ocasiones, un hálito de esperanza.
Es interesante como este pérfido personaje,
pues es uno de los líderes megalómanos más perversos de la ciencia ficción,
presenta a uno de sus subalternos como la esperanza, en una pequeña medida,
termina siendo perjudicial para quienes la ostentan, como ese elemento añorado
por todos y el cual todos agradecemos a Pandora no haber dejado escapar, a
veces puede ser más perjudicial que benévolo.
Recordando este dialogo y algunas
vivencias personales, me puse a disertar ¿cuándo es que la esperanza termina
siendo perjudicial? Y dando mucho giros y rebotes sobre mis propios paradigmas
relacionados con la esperanza, su bondad y beneficio para nuestras vidas, que
llegué a un elemento en el que definitivamente termina siendo solo otro
mecanismo de autodestrucción.
Ese elemento es cuando nos aferramos
a nada, cuando la fuente de nuestra esperanza es solo una ráfaga invisible de
viento, de nada. Cuando al igual que los ciudadanos de esta novela de ciencia
ficción piensan que realmente alguno sobrevive a los juegos, cuando en realidad
están muriendo todos bajo el yugo de un gobierno injusto.
Es ahí, donde la esperanza nos lleva
a aferrarnos a nada, a un imposible, a algo que jamás va a pasar, pero que
extrañamente nuestra mente nos suplica que no dejemos de esperar, que no
dejemos de soñar con ese imposible que no dejemos de esperarlo, que algún día
pasara, que no avancemos, porque quizá justo en el instante en que decida
cambiar de camino pasará lo que tanto he anhelado… es ahí donde la esperanza es
totalmente dañina.
Es ahí donde hubiese sido preferible
que Pandora la hubiera dejador irse, porque es ahí cuando la esperanza solo se
convierte en un veneno que mata tu alma y tu existencia lentamente, cuando te
obliga a aferrarte a nada, a una columna de humo que cuando se disipe solo te
dejará tristezas y amarguras por haberte esperanzado con la ilusión de algo que
definitivamente tu mente siempre supo que jamás iba a pasar.
La esperanza no siempre es
maravillosa, menos cuando nos exige esperar sobre ilusiones y nos aferra a
momentos que nunca volverán, en esos momentos es mejor perder la esperanza,
arrancarnos la ilusión de lo que estamos anhelando y comenzar un nuevo camino.
No es fácil, definitivamente no es fácil, es lo más complejo y duro de nuestra
existencia.
Es arrancar de nuestra alma y de
nuestro pensamiento ese sueño que por un instante fue la fuente de nuestra existencia
y decir, no más! Es levantarse, dejar ese ideal en el pasado y comenzar el
camino hacia nuevos ideales, construir nuevas esperanzas sobre hechos y no
sobre ilusiones.
Aceptar simplemente que no todo es
alcanzable, que no todo es posible, que definitivamente siempre habrá cosas que
no vamos a lograr por más “pensamiento positivo”, que hay cosas que no importa cuánto
nos “programemos”, nunca las vamos a conseguir. Que hay objetivos, sueños y
metas que simplemente son imposibles, y que como diría mi abuelo “es más fácil hacer un hombre nuevo, que
revivir un muerto”
Cuando aprendemos a aceptar que hay
cosas que simplemente no están bajo nuestro control, por no decir que todas,
que lo más importante en la vida no es la esperanza, sino la aceptación,
aceptar lo que tenemos, aceptar nuestros errores, aceptar a los demás y aceptar
lo que no podemos hacer, entonces es mucho más fácil vivir… se sufre menos, se
vive más.
Así que en definitiva, hay
esperanzas que es mejor matarlas, porque de lo contrario nos matarán lenta y dolorosamente, hasta que en nuestros corazones solo hayan amarguras y sueños
del pasado.
Fuente imagen: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtLTKl841kmLAybLVGqqm0kQcD2KlG7BpRYtmF2tVnM3BDI_gb2oHCimc1ZbGksCTug8UZ08-s2CFoRTnSSXvnxF5S7fpjcg36RAz10qbPyRCjESRegWXJt9zV8vbPdJBeHC6YOOzBGg/s1600/Hospital+psiquiatrico.jpg
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