Siempre me ha llamado la atención lo
atractivo que resultan las cosas tóxicas o dañinas, en los alimentos todo lo
que hace daño, consume nuestros órganos o acaba con nuestra salud, termina
siendo completamente dañino. El dulce, la grasa, el café, el alcohol… terminan
siendo tan dañinos para nuestro organismo, pero ese componente autodestructivo
que tenemos los seres humanos nos hace ceder ante sus perjudiciales encantos.
Lo más grave no es dejarnos llevar,
es tratar de desintoxicar el organismo, este termina siendo un proceso lento,
doloroso y a veces acompañado de ese tenebroso “síndrome de abstinencia” que en muchos de los casos nos lleva nuevamente
a caer en la tentación. Es difícil decir cuál es el mejor mecanismo para
limpiar el organismo, pero lo cierto es que es fundamental y necesario para
tener una cómoda y satisfactoria vida.
Sin embargo, y en esta disertación
sobre la desintoxicación, no voy a centrarme en los alimentos o los vicios, voy
a hablar de algo mucha más tóxico, destructivo y atractivo, las personas
tóxicas. Es mucho lo que se ve frente al tema y se escucha en frases de
superación sobre alejarse de las personas tóxicas, de las que expelen veneno,
rabia o amargura; pero de esas personas no es difícil alejarse.
Las personas más tóxicas y
peligrosas son las que más atractivo nos generan, esas que al igual que una
droga se van haciendo “necesarias” en
nuestra vida, pero que poco a poco nos van consumiendo, nos van haciendo
desaparecer y nos hacen olvidar quienes somos, que queremos y nuestros sueños.
A veces pensamos que estamos bien, que son personas valiosas; pero si al
terminar el día ves en tu corazón y solo sientes un vacío que te consume… muy
seguramente te estas rodeando de personas tóxicas.
Es falso que que las personas tóxicas
sean fáciles de identificar, que sean totalmente reconocibles, su actuación es
como el de cualquier droga, se van haciendo necesarias en nuestras vidas, sin
darnos cuenta ya no podemos vivir si no las tenemos, sentimos que la vida
pierde significado sino están, pero a medida que el tiempo va pasando, cada vez
es más difícil reconocerme en el espejo, cada vez tengo acciones que jamás
habría hecho; y el vacío del corazón es tan profundo que hasta caminar se
vuelve algo totalmente desalentador.
Las personas valiosas son las que
nos retan, las que nos invitan a ser mejores, las que nos obligan a mejorar por
nosotros, las que nos enseñan que no debemos depender de nadie; que tenemos que
lograr las cosas por nosotros mismos; aquellas que nos enseñan a no ser
conformistas.
Esas son las personas que valen la
pena en nuestras vidas, las que no siempre nos dicen las cosas que queremos oír,
pero en definitiva lo que necesitamos escuchar. Las que no se conforman con
vernos bien, las que nos quieren ver mejor, pero sobre todo, las que nos
enseñan que en la vida debemos aprender a crecer y alcanzar nuestros sueños, no
por ellos o por otros, sino por nosotros.
Esas son las personas que debemos de
buscar, y a diferencia de lo que pueden ser los alimentos u otras sustancias
tóxicas, de las personas lo más conveniente es hacer cortes radicales, va a ser
doloroso; ten por seguro que caerás en el síndrome de abstinencia, pero lo
mejor que puedes hacer por ti, por tu vida, por tu felicidad y por tus sueños,
es alejarte completamente de aquellos que solo traen toxinas a tu vida.
La decisión es tuya, yo por lo
pronto he empezado el camino de identificar mis amistades psicoactivas para
empezar a desintoxicarme y retomar la ruta que la vida y mis sueños siempre han
querido para mí.
Ojalá hagas lo mismo.
Fuente imagen: http://wallup.net/gas-masks-abstract-radioactive/
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