Últimamente se ve mucho por el
internet y las redes sociales, esos “soportados” estudios científicos sobre
hábitos, comportamientos y hasta trivialidades. Uno de los que más me ha
llamado la atención hacia referencia a los beneficios de tener SEXO todos los
días de la semana, era bastante interesante el planteamiento, desde beneficios
en mejoramiento del sistema inmune, hasta beneficios en la capacidad
intelectual.
De acuerdo al número de días a la
semana que tuvieras sexo, serían los mejoramientos en tu calidad de vida,
obviamente entre más días a la semana mejor. De acuerdo con el estudio aquel
que dedicara los 7 días de la semana a disfrutar de las mieles del coito, sería
años luz superior a todos los mortales, rebosante de buen humor, buena salud y
sobre todo, una inteligencia superior.
Como buen crítico de la realidad, en
una de esas interminables caminatas que debes en cuando me gusta realizar, para
refrescar la mente y consultarme algunas decisiones por tomar, me puse disertar
sobre tan maravilloso Elixir de la
salud, la juventud, la felicidad y la inteligencia: el Sexo! Dando algunas
vueltas sobre el asunto me vinieron al recuerdo algunos dichos de antaño como: no hay persona malgeniada, sino mal comida
(un poco modificado para no herir susceptibilidades) y muchos del mismo estilo.
Entonces llegó a mi mente la primera
pregunta: ¿Si esto es así, por qué hay tantas riñas en los burdeles? Se supone
que el sexo es felicidad y por tanto los que lo realizan al menos una vez a la
semana debería estar felices. Si es tan bueno para la salud ¿por qué las profesionales
del sexo se enferman?, si es tan bueno para la inteligencia ¿por qué las
prepagos no les va también en la universidad?
¿Dónde están todos estos beneficios
para quienes se dedican profesional o “empíricamente”
a las artes amatorias de vez en diario? La gran mayoría son personas
depresivas, no muy inteligentes, enfermizas y no siempre tienen la piel como un
durazno (promesa para quienes realiza
el coito por lo menos dos veces por semana).
Obvio, como buen administrador mi
primera conclusión es que, como en todo, a diversos niveles de calidad para las artes amatorias y
obviamente los beneficios no pueden ser iguales, es más entre peor sea la
interacción intima, he llegado a considerar que en lugar de beneficios puede
generar perjuicios, desde lo físico hasta lo emocional. Definitivamente tenía
que existir unos niveles para
alcanzar los tan anhelados beneficios de coger día a día. Paso a seguir llegó
la consideración que el primer punto de partida es llegar a un maravilloso y
espectacular orgasmo.
Si logras llegar a ese consabido
lugar de placer todos los días, definitivamente tus niveles de salud física y
emocional deberán mejorar considerablemente, este debe ser entonces el secreto de la eterna juventud, pensé en
ese instante, pero tan rápido como llegué a esa conclusión, salí de ella.
¿Cuántas personas practican el autosexo
para llegar a un delicioso clímax pero
sus vidas son llenas de tristeza y melancolía?
Luego concluí que ahí tampoco estaba
el secreto de estos maravillosos beneficios de las artes amatorias. Son muchas las veces donde por compromiso, por
adicción, por lástima (aunque parezca chistoso) o por desocupe, terminamos
teniendo sexo con otra persona; pero al final, aunque lleguemos al clímax, no
encontramos ninguno de los beneficios tan citados en múltiples artículos de
salud y bienestar.
Y entonces llegó a mí una respuesta,
el secreto no está en la técnica, la cantidad de veces, la cantidad de orgasmos
por día y mucho menos las posiciones, los intercambios o parafilias que practiquemos,
hay un elemento fundamental que tiene que existir para que este elixir genere los resultados esperados,
para que la formula cumpla con su cometido.
Entonces recordé la película de Piratas del Caribe donde van a la fuente
de la eterna juventud, no bastaba solo con el agua para lograr los resultados.
Era necesaria una lagrima, una lagrima fruto del amor… y ahí, frente a mis ojos, estaba la respuesta.
De nada sirve el sexo, no importa la
técnica, las posiciones, no importa la pasión o el deseo de disfrutarlo, no
importa que tanto desees complacer a otro o recibir placer, no importa si es
por lastima, compasión, desocupe o necesidad. No importa si es fuerte, débil,
apasionado o metódico.
Solo hay un elemento que hace que el
sexo sea realmente diferente, especial. Solo hay una forma de que un acto tan cotidiano se transforme en algo
sobrenatural y transformador: EL AMOR. Solo cuando haces el amor, con alguien a
quien amas con todo tu corazón, solo cuando tienes la posibilidad de besar y
acariciar a quien amas con toda tu alma.
Solo cuando tus dedos tienen la
posibilidad de sentir su piel, sus curvas (y con amor no importa que tan
redondas sean estas), su cabello. Cuando tu corazón late a la mayor velocidad
posible, no por pasión o cansancio; sino porque la persona que tienes entre tus
brazos es por quien palpita, cuando te pierdes en sus ojos…
Es ahí, es en ese acto de amor, con
un poco de carnalidad, donde todos esos beneficios citados realmente se hacen
realidad. Es ahí donde la salud mejora, donde el estado de ánimo cambia y pareces
un idiota sonriendo todo el día, es ahí donde los sentidos mejoran y tu
inteligencia se dispara… Es ahí donde el sexo se une con el amor, donde
realmente todo cambia, donde realmente eres feliz.
No importa cuánto cojas, cuantos orgasmos a la semana
logres, no importa con cuantas personas diferentes o cuantas posiciones
realices en cada acto, solo hasta que lo hagas con la persona que hace palpitar
tu corazón, serás feliz… de lo contrario solo te esperarán largas noches de una
vacua pasión, sin sentido, ni destino.
Bueno, por lo menos eso me ha
enseñado mi experiencia.
Fuente imagen: http://www.lanueva.com/upload/news/dvallejos/2016/12/58615c8d2b0b4_large.jpg
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