¿Quién no ha amado o deseado ser un héroe? Todos hemos amado
siempre a estos seres especiales, desde niños deseamos personificar a alguno de
estos personajes que representan todo lo bueno, todo lo admirable, todo lo que
es digno de respeto. El héroe represente ese ser que es capaz de dejar de lado
sus intereses personales y las posturas más egoístas, sacrificándose por el
bienestar de los demás.
Cuantas veces en nuestra infancia no pasamos de ser Superman,
Batman o Spiderman, a ser policías, bomberos, médicos, enfermeros o cualquiera
otro que inspirara esa capacidad de sacrificio personal por el bienestar
general. Alcanzar ese punto de admiración de los demás, al ser capaces de abandonar
nuestras necesidades personales y luchar por las necesidades de muchos o las
necesidades de todos.
Y ese deseo se sobrepone a nuestra infancia, en nuestra
juventud y adultez todavía soñamos con llegar a ser el héroe, el caballero de
brillante armadura que quiere rescatar a la damisela en apuros o liberar al
pueblo subyugado por el villano. Todos los días caminamos buscando como podemos
convertirnos en ese héroe que logra la admiración y el respeto de todos.
Lo que no nos damos cuenta es que deseamos llegar a ser el
héroe, sin el verdadero sacrificio. Caminar por el sendero del héroe. Esa senda
que fue la que le enseño al héroe a renunciar a si mismo, ese camino que fue el
que le enseño a superar la adversidad, a darlo todo sin temor al sacrificio.
Todos queremos ser héroes, pero en el punto donde todos lo
admiran, donde todos quieren tocarlo. Pero ninguno recuerda que primero fue
rechazado, que primero fue olvidado y hasta traicionado. Que muchas veces
primero fue un egoísta, egocéntrico y soberbio que buscaba solamente el
beneficio propio. Hasta que su camino lo llevo por desiertos, soledad, rechazo,
llanto y dolor.
Fue ese camino lleno de abrojos, espinas; fue ese camino
lleno de dolor y derrotas, de perdidas, de caídas y errores, el que lo convirtió
en héroe. Pero vale aclarar que no es el sufrimiento o el dolor el que lo convirtió
en héroe, sino su deseo de superar ese momento. Porque son muchos los que se
quedan tirados en el camino, son muchos los que no logran salir de la senda del
fracaso, del dolor y las lágrimas. Pero los que superan ese camino, los que
aprenden el valor del sacrificio, los que aprenden el verdadero valor de las
cosas y las personas… los que siguen la ruta del héroe y se levantan
victoriosos son los que dejan huella en los demás. Quizá no al nivel de IRONMAN
o SUPERMAN, pero si al nivel de dejar huella en el corazón de quienes se topan
con ellos.
A todos nos toca caminar por el sendero del héroe, unos
deciden retirarse, otros no encontramos la salida y nos toca caminarlo a la
fuerza… Pero sea cual sea tu camino, recuerda que el secreto esta en tener la
fuerza suficiente para levantarte de cada caída y seguir adelante.
Así que, si quieres realmente ser un héroe, levántate y caminemos
juntos esta senda.