Hace algunos años una película
infantil presentaba los sueños de una inocente “rata de alcantarilla” que quería convertirse en una estupendo Chef,
estos sueños eran inspirados por un personaje de su imaginación que representaba
a uno de los mejores chefs de la gran París. Este personaje había dejado la
frese “Cualquiera puede cocinar”. Al finalizar la película unos de los protagonistas,
después de descubrir las habilidades culinarias del chefcito (la rata) dice “Esto no significa que cualquier pueda ser un gran artista, sino que los
grandes artistas puede provenir de cualquier lugar”.
En su momento esta frase no tuvo mayor
significado en mi vida, me pareció una simple disertación desocupada del
guionista de la película, más evidente que otra cosa en relación con los artistas
o deportistas, los cuales tiene orígenes tan variados, como los pueda existir
en el mundo entero, desde los sectores más deprimidos, hasta los más opulentos
que nos podamos encontrar.
Sin embargo, y como en todo, siempre
consideré que esto no se daba para todos los ámbitos de la vida, que las
personas nos encasillamos en sitios. Como dirían las abuelas, si quieres
conocer un dama no la busques en una discoteca, si quieres conocer un
caballero, no lo busques en un bar. Y siempre tuve la concepción de que cada
cosa en su lugar hasta hace unos pocos días.
En esas jornadas de desocupe que nos
llegan a los hombre solteros, recién separados y siguiendo los malintencionados
consejos de una amiga, me vincule con una red social de “levante” al contarle a mis colegas de tertulia mis nuevas aficiones…
no tardaron en llegar las consabidas expresiones con un toque de misoginia…
viejo eso solo es para levante y ya,
ahí no busque nada más allá, ni se vaya a ilusionar.
Evidentemente las primeras
experiencias, sin llegar concretar encuentros más íntimos o dirigidos por
travieso cupido, empecé a considerar, al igual que mis colegas de tertulia, que
estaba en Davivienda… buscando conocer una dama en el lugar equivocado… Desde
proposiciones de convertirme en el “tercero”
en un triángulo amoroso, hasta propuestas de intimar sin compromiso.
No me voy a vender como el más
recatado de los ciudadanos, sinceramente en otras circunstancias emocionales
abría cedido sin pensarlo a lo más bajo de mis instintos. Sin embargo quemando
algunos de los últimos cartuchos buscando conocer alguien con quien compartir
buenos momentos, tener buenas charlas, reírme sin precaución y compartir lo que
me resta del camino… buscando ese compañero de viaje ideal para recorrer este
sendero, decidí conocer una persona más.
Al principio el espacio para
conocerla no se dio, pero luego, en uno de esos arranques de locura y riesgo
que suelen invadir mi ser, decidí jugármela el todo por el todo para conocerla…
una noche del mes dedicado al dios romano de la guerra me di a la tarea de
conocer a este misterioso personaje.
Las cosas se dieron en medio de una
serie de locas decisiones, como si lo
hubiesen hecho adrede, y cuál no sería mi sorpresa al conocer un gran ser
humano, no mejor a mis anteriores compañeros de viaje, no peor… simplemente
diferente, especial, único... alguien como todos con una pasado, con una
historia de un camino, paro con el deseo de vivir al máximo, de sonreir, de
soñar, de ser feliz.
Fue entonces cuando volvió a mi
recuerdo aquella rata de alcantarilla,
y supe que efectivamente un gran artista puede
venir de cualquier lugar… en el lugar menos indicado, en el momento más
extraño, en la circunstancia más rara de mi vida, conocí una maravillosa
persona. Diferente, no perfecta, quizá demasiado imperfecta, pero apenas para
mis niveles de locura.
No sé cuánto tiempo compartamos el
camino, pero sé con certeza que lo que compartamos nos aportará a ambos, además
de haberme enseñado que ni el pasado, ni el presente, ni el lugar donde
conozcas a alguien pueden definir quién es o quién será para tu vida. Llenarnos
de prejuicios solo nos lleva a perder la oportunidad de compartir con seres
humanos maravillosos.
Estigmatizar las personas, los
lugares, el pasado o el origen de las personas, lo único que logra es que
llenemos nuestra vida de rencores, de odios, de aflicciones. Lo único que dice
de nosotros es que no conocemos más allá de nuestras narices, pero sobre todo,
que muy seguramente nos estamos perdiendo la oportunidad de vivir… vivir y
compartir el camino con maravillosos compañeros de viaje.
Hoy doy gracias a mi pasado, me
enseño, me permitió crecer y aprender, gracias a eso estoy disfrutando mi
presente… y así estoy construyendo un futuro… así que no te llenes de motivos,
ni prejuicios, ni cucarachas la cabeza, las cosas a veces llegan de donde nunca
las esperas… así que vive, disfruta… camina, ¡Se Feliz!